Las diversas razas y culturas que dieron lugar a la actual se hacen presentes en todo canto de pueblo, a más de 90 años de su primera salida en 1930, su obra sigue vigente en la huella africana de nuestra cubanía.
Nicolás Guillén, con sus Motivos de Son y sus tantas poesías llamando a la justicia social, refleja con clara certeza: de qué color somos los cubanos.
Su vasta poesía dedicada al sufrimiento de los negros es el mejor homenaje con que podemos recordarlo en el mes de julio, que recoge las fechas de natalicio y partida; con pocos días de diferencia.
En su comarca
Muchos lo recuerdan caminando las calles de su querida tierra. Las plazuelas y el vecindario cercano a su casa natal en la calle Hermanos Agüero. Estas fueron testigos de su fascinación por los niños y sus juegos.
La comida tradicional tuvo un lugar especial en la vida y poesía de Guillén, por eso siempre que visitaba la Ciudad de los Tinajones, terminaba la jornada en el restaurante preferido, La Tinajita, donde el tasajo o la ropa vieja sobre una torta de casabe; no podían faltarle en el menú a la camagüeyana.
De la poesía a la música
Si bien nos enorgullece a los camagüeyanos saber que el Poeta Nacional es hijo de esta tierra, más agradable resulta acercarnos a un tema de su poesía menos divulgado, este es el que se refiere al amor.
Aunque a Guillén siempre lo asociamos con tambores y negritud, también apuntó su lira hacia el más puro de los sentimientos, algunos textos fueron llevados a la música de la agrupación juvenil La Otra Mitad.
Esta agrupación es miembro de la Asociación Hermanos Saíz de la capital cubana, con un estilo propio lleva a la trova contemporánea las letras de la poesía romántica de Nicolás Guillén, como homenaje al poeta, que además del son y el negro, tuvo otros motivos de amor para regalarnos hermosas obras.
Para mi sorpresa
Por el orgullo de ser camagüeyana, al pasar por una calle de la Habana Vieja y escuchar esta música que hace la agrupación juvenil La Otra Mitad, no pude menos que detenerme y disfrutar del homenaje que regalan esos trovadores al Poeta, amante de esta comarca de pastores y sombreros; quien dejó mucho que descubrir, tanto en su obra literaria como en la periodística.
El legado de Guillén es mucho más que “negro y tambor”, que justicia y deseos de libertad, es sin dudas un libro abierto para continuar buscando entre sus apuntes, el amor sublime que relata en su poema: Si no te puedo ver.