El Ministerio del Interior celebra un nuevo aniversario y me parece justo compartir la historia de uno de sus combatientes, martiano de corazón, que partió a la eternidad el 19 de mayo de 2023; igual día y mes que El Maestro, de quien aprendió y preservó una de sus tantas virtudes: la defensa del deber.
Los acerco con esta crónica al teniente Víctor Hernández Atienzar, grado militar que ganó exponiendo su vida desde muy joven, con tan sólo 15 años, en las luchas clandestinas; y que honró hasta el final de sus días, desde disímiles tareas que le encomendó la patria.
Comienzo
La Tienda especializada en equipos para radio y televisión, Radio Mundo, era el tercer negocio que ocupaba los bajos de la Casa Natal de Ignacio Agramonte, por la Calle Independencia, en la década del 50 del pasado siglo. De allí salieron transformadores y otros aditamentos eléctricos, para armar la planta que dio vida a Radio Rebelde en la Sierra Maestra.
Los ideales revolucionarios de Víctor se afianzaron allí junto a muchos de sus compañeros de trabajo, quienes eran miembros de diferentes células revolucionarias. También allí nació su pasión por la radio, la cual fue su pasatiempo preferido y el motivo de muchos de nuestros encuentros y conversaciones, que acompañábamos de un café.
Ese combatiente multifacético, también fue Delegado del Poder Popular durante el primer mandato del órgano en 1976, mucho sudor le costó lograr la autorización para construir la bodega que en su honor se llama El teniente, en el reparto La Vigía.
La experiencia de Víctor en la construcción, a la que dedicó 39 años de su vida laboral, fue de mucha utilidad para cuidar cada detalle de la faena, donde la mano de obra corrió por parte de los vecinos.
Por eso no resultó difícil, cuando fue inaugurada la bodega, ubicada en la intercepción de las calles Jaime Noguera y Perucho Figueredo, nombrarla El teniente por decisión unánime; grado militar de su Delegado, por el cual era llamado cariñosamente en ese ambiente de camaradería en que transcurrió la construcción.
Otras misiones del teniente
Durante las acciones de lucha clandestina en Camagüey, Víctor fue testigo de los abusos y asesinatos que sucedían, de manera frecuente, por manos de los sicarios del dictador Fulgencio Batista. Para evitar el olvido de muchos de sus compañeros que perdieron la vida en aquellos tiempos, se propuso junto a la Asociación de Combatientes (ACRC), apadrinar varias escuelas y compartir sus vivencias con las nuevas generaciones.
Con esa finalidad, llevaba a los estudiantes a diversos sitios históricos. Decía que, para apreciar la historia hay que mirarla de cerca. Por eso, lo mismo te lo encontrabas rodeado de muchachos en el sitial del carro celular, en el Parque Agramonte o en la Plaza Joaquín de Agüero; contando con mucha pasión algún pasaje glorioso de nuestras luchas.
Combinando sus ideales con el amor por la radio, cada 9 de abril, mostraba a sus alumnos la tarja que recuerda la salida al aire por Radio Camagüey, del llamamiento a la huelga, suceso que puso en riesgo la vida de muchos radialistas de aquellos años.
El inquieto de la Vigía
Víctor llegó a ser uno de nuestros oyentes de oro en la emisora municipal Radio Camagüey, para los colectivos de programa, era conocido como El inquieto de la Vigía, pues participaba en cada concurso, enviaba saludos a sus amigos y familiares, y nunca olvidaba el cumpleaños de otros miembros de la Asociación de Combatientes y de locutores, realizadores y directores de programas. Para todos siempre estaba su cariño y buenos deseos.
Recuerdo con nostalgia uno de nuestros últimos encuentros en la emisora, al que convocó a un cantante y a otros oyentes, allí entró en vivo al estudio para agradecer el apoyo del medio para divulgar las efemérides, al ritmo de la orquesta Aragón bailó danzón y nos dejó en la despedida un pensamiento martiano, con el que quiero cerrar este homenaje al combatiente… “nuestro deber es mucho, seamos dignos de lo que de nosotros se espera”.