Finlay vive en su legado

Foto: Archivo OHCC
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La muerte solo existe para los que ven en ella el fin de la vida; para los que inscribieron páginas de gloria y amor al prójimo resulta solamente un paso a la posteridad. Este es el caso del niño que nació en el seno de una villa llena de tradiciones, justamente con sangre francesa e inglesa para acuñarle a las tierras cubanas uno de los mayores descubrimientos para la humanidad.

Conocido como Carlos J. Finlay, y bautizado como Juan Carlos, el principeño se hizo acreedor de la gratitud universal, no sólo por su trabajo en relación con la fiebre amarilla, el cólera, sino porque también descubrió y solucionó el terrible problema del tétanos infantil.

Como hombre multifacético e intranquilo se dedicó al ámbito de la investigación científica e incursionó también en una de sus grandes pasiones: el ajedrez aunque no de forma profesional.

Viajar a través de los impresionantes pasajes de la vida de Finlay nos enamora más de su figura. A pesar de que sus estudios fueron ignorados por varios años, su teoría demostró veracidad al ser aplicada por el  médico militar William Crawford Gorgas que a iniciativa de Finlay creó una Comisión Cubana de la Fiebre Amarilla siguiendo las indicaciones del médico cubano, para combatir al mosquito la ciudad de Santiago de Cuba. En sólo siete meses había desaparecido la enfermedad.

Para 1902, fue nombrado Jefe Superior de Sanidad, y estructuró el sistema de sanidad del país sobre bases nuevas. Desde este cargo le tocó encarar la última epidemia de fiebre amarilla que se registró en La Habana, en 1905, y que fue eliminada en tres meses.

Solo 82 años pudo contribuir esta genial mente al desarrollo de la humanidad, justamente un 19 de agosto del año 1915 muere en la Habana; pero su impronta siempre estará viva en cada nuevo descubrimiento, en cada niño que visite su casa natal y se enamore de su historia, en los cientos de miles de médicos que lo llevan en el corazón y siguen su ejemplo.

Licenciada en Periodismo por la Universidad de Camagüey (2014). Editora de textos. Profesora universitaria. Cubana 100%. Me encanta mi profesión, la música, la naturaleza. Adoro el amor de la familia y de los amigos sinceros. Confío en el mejoramiento humano. Defiendo los animales e irradio amor cuando escucho al dúo Buena Fe o cuando mi hija me dice que me ama.
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