Una Benemérita asociación en Camagüey: La Popular Santa Cecilia

Foto: Cortesía del autor
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Por: MSc. Kezia Zabrina Henry Knight

Inicios

El 20 de noviembre de 1864 quedó instituida la Sociedad Filarmónica Santa Cecilia en la otrora Puerto Príncipe en el entonces Teatro el Fénix. El primer presidente con 39 votos a su favor fue el licenciado Fernando Betancourt y Betancourt. El reglamento fue aprobado por el Teniente Gobernador del Departamento, señor Casimiro de la Muela, este proceder permitió la inauguración de la organización el 22 del mismo mes y año, día de la Santa Cecilia, en el propio teatro el Fénix.

En ese día para el discurso inaugural se modificó el nombre “…pues como desde antes existía en la ciudad otra institución social denominada Sociedad Filarmónica se estimó prudente modificar en quien en principio se le pusiera, para evitar confusiones”.

El funcionamiento interior permitió la autorganización de secciones de Música, de Literatura y Ciencias y Declamación; .mientras  en 1867 se fundó el periódico propio El popular, dirigido por el señor don Antenor Lescano.

El transcurso normal de la asociación fue alterado en los meses de octubre y noviembre de 1868, pues el inicio de la Guerra de los Diez Años alteró las actividades por el número crecido de bajas en la membresía. Sobre todo cuando el jefe de la policía Manuel Anduiza por orden del Gobernador Comandante General mandó a cerrar la institución. En 1870, el Casino Español resultó beneficiario de las instituciones: la Filarmónica y la Popular, el local de este último quedó instituido como el Teatro del Casino Español.

Luego de 2 años y 8 meses de la muerte en combate del insigne Mayor General Ignacio Agramonte y Loynaz, contra el régimen colonial español en el Potrero de Jimagüayú, el 11 de mayo de 1873, y al día siguiente, con la afrentosa desaparición de sus restos en el Cementerio General de Puerto Príncipe, patrón de comportamiento del dominio español ante los símbolos de contrahegemonía y emancipación; el 3 de enero de 1876 se reorganiza de manera extraña la asociación Santa Cecilia, con la presencia de sus invitados, las directivas y miembros de los Casinos españoles de Camagüey y Nuevitas.

Sin embargo, los documentos atesorados en el Archivo Histórico Provincial de Camagüey (AHPC), marcan el 31 de agosto de 1882 como restablecimiento oficial de la institución, aprobada por el Gobierno provincial de Camagüey bajo la  Ley de Asociación del Código español de 1876. Si bien el Registro de Asociaciones del AHPC, reconoce la segunda intención como su fecha definitiva de fundación, lo cierto es que los documentos históricos de la época y en las marcas de agua de las actas se advierte como fecha inicial el año 1864.

En este sentido, el Sr. José Carnesoltas, en 1882 desde su hogar, toma la iniciativa de restructurar esta asociación que había declinado por falta de miembros contribuyentes.  El propósito fundamental desde sus inicios fue fomentar el progreso, la instrucción y el adelanto del país. Los señores fundadores en la segunda etapa de su desarrollo fueron: Felipe Sebrango, director; Antonio Gonzales Novell, tesorero; Manuel Ramón de Socarrás, secretario; Teófilo Jiménez y Francisco Javier Batista como consiliarios.

Un  cambio

No fue hasta el 24 de febrero de 1899 que los salones de la Santa Cecilia fueron puestos de forma manifiesta a disposición de celebraciones de perfil patriótico, rememorando el Grito de Baire. Esta institución, en el contexto de las asociaciones de instrucción y recreo de la ciudad, se destaca por sus prácticas educativas desde los salones propios para clases de amplio perfil teórico y físico. También se distinguió por sus acciones artísticas formativas y de proyección escénica de gran alcance.

La ciudad en este contexto reconoce que se desarrollaron todas las manifestaciones del arte al promover el intercambio con artistas propios de la localidad, de todo el país e internacionales también. Orquestas, compañías de teatro dramático y de comedias, de zarzuelas, declamadores, solistas, entre otros formatos y géneros permearon a sus miembros de buen gusto y apreciación artística.

De igual manera la ayuda mutua formó parte de los estatutos aprobados que caracterizó su proceder, extensivo no sólo a sus miembros, igualmente a sus familias así como obras de caridad en fechas y acontecimientos determinados: canastillas, desastres naturales, fundación de la villa, entre otros.

Ignacio Agramonte y la Benemérita Popular Santa Cecilia…

El presidente Raúl Lamar Salomón, quien desde 1902 fue seleccionado consecutivamente, en 1908, distingue no solo a la asociación, también a la ciudad con sus iniciativas y comportamientos pertinentes.

Se destaca el 22 de noviembre como el inicio de los preparativos para perpetuar de manera singular la memoria del Bayardo. Pues, La Marsellesa, zarzuela interpretada por jóvenes de ambos sexos en los salones de la Santa Cecilia, fue la motivación por sus éxitos para su reposición en el Teatro Principal, donde lo recaudado se instituyó como fondo para el monumento a El Mayor: 635.00 $ moneda americana, 226.84 $ oro español y 538.67 $ plata española.

Ya para el año 1910, en el mes de mayo, ante instituciones y personalidades de la ciudad se conformó la comisión que fomentaría la estatua de Ignacio Agramonte y Loynaz. Justamente la asociación Benemérita Popular Santa Cecilia, con su presidente, Raúl Lamar,  convocó a un concurso internacional para un monumento de bronce que perpetuase la imagen-esencia del Mayor Ignacio Agramonte. La escultura es de un alcance sin precedentes, realizada por la maestría desde visos estéticos y simbólicos por el autor italiano: Salvadore Buemi,

Las coincidencias históricas permitieron que un hijo de Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria, de igual nombre C. M. de Céspedes y de Quesada, hijo de la camagüeyana, Ana de Quesada, embajador entonces en Italia, al enterarse del concurso estableciera relaciones de amistad con escultores maestros de ese país.

Visitó estudios-talleres, entre ellos el de Salvatore Buemi en Villa Borghese, al  cual le hizo sugerencias para que la imagen tuviese un espíritu “más cubano”.  Este artista, dócil a las sugerencias de un hijo de uno de los más grandes libertadores de la nación cubana, resultó el ganador. Utilizó como soporte el bronce y el mármol sobre un  basamento de granito rojo.

La inauguración

El 24 de febrero de 1912, a las 8 de la mañana, Raúl Lamar acompañado de la directiva de la asociación, de personalidades locales y nacionales, pero sobre todo del pueblo todo, entonaron los acordes del Himno Nacional por la Banda de música del Cuartel General bajo la batuta del capitán mambí José Marín Varona.

La viuda del prócer, Amalia Simoni develó la escultura ecuestre, y el vocal Walfredo Rodríguez pronunció el discurso en nombre de la asociación. El monumento de El Mayor Agramonte, de estilo neoclásico,  resultado feliz del concurso de la Santa Cecilia, dignifica el núcleo citadino más importante de la retícula urbana, el parque de igual nombre. El Héroe con el sable en alto convoca todavía: “¡Que nuestro grito sea para siempre: Independencia o Muerte! …”

El espacio social…

El edificio que identifica esta asociación es uno de los más significativos por su realce arquitectónico de estilo ecléctico ubicado en una de los centros fundamentales de la ciudad: la antigua Plaza de la Merced (nombre adquirido por la iglesia que preside este entorno) hoy conocida también como plaza de los Trabajadores. Su construcción comenzó en 1926 y terminó en 1928 bajo los proyectos del arquitecto José Salvador Acosta O’ Bryan.

Las fachadas frontal y lateral  inician con un arco de carpanel que dan acceso al interior del edificio de manera distinguida. Le siguen una arcada compuesta por cinco arcos de mediopunto todos sostenidos por pilastras que finalizan en capiteles dóricos.

La  fachada principal muestra, en la parte superior moldeando el pretil el escudo de la ciudad conferido a la Villa por Fernando VII en 1817.  Sin embargo, lo que caracteriza el edificio es el ángulo semicircular donde ambas fachadas se encuentran. La preside un arco de carpanel, que soporta dos niveles rematados por un pretil que acentúa el movimiento de las formas, y permite detener la mirada en la torre-mirador cuya cúpula jalona la mirada de todo espectador.

Las balaustradas subrayan los niveles superiores, ubicadas en el pretil y en las barandas de balcones y ventanas. Los entrantes y salientes provocados por las pilastras y los vanos con una carpintería toda de madera y lucetas de vidrio le confieren una belleza y un ritmo singular en el entramado citadino.

En la planta baja los amplios escalones de mármol invitan a entrar, salones de grandes dimensiones, pisos de mosaicos decorados y una imponente escalera igualmente de mármol de Carrara con rejas de hierro trabajadas con maestría artística sellan la exquisitez del gusto.

El esplendor en toda la magnitud visual del edificio es un tanto eclipsado décadas después cuando se erige una construcción de dos niveles  de estilo art deco, hoy la emisora Radio Cadena Agramonte, que impide observar la unidad edificativa a plenitud. A pesar del conflicto visual establecido con esta irrupción, el espacio social de la otrora Santa Cecilia, se mantiene como uno de los atractores símbolos del patrimonio edificado de la ciudad.

Actualidad…

La Oficina del Historiador de la ciudad de Camagüey restauró de manera integral este edificio deteriorado por el tiempo. El actual Centro de Convenciones Santa Cecilia, al devolvérsele con creces sus valores estructurales y arquitectónicos y dotarlo además de un equipamiento tecnológico ajustado a las exigencias más avanzadas, es elegido merecidamente para el desarrollo de cónclaves importantes de las ciencias técnicas, sociales y humanísticas, entre otras formas de prácticas académicas del país.

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Bibliografía

(S/A) 1921. Notas históricas de la Benemérita sociedad Santa Cecilia de Camagüey. Compañía impresora de Camagüey. Independencia 24.

Henry Knight, Kezia Zabrina (2007) “La imagen del Mayor en la plástica”,en revista Senderos, Edición especial, Oficina del Historiador de la ciudad de Camagüey, pp. 14-22.

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