Recién leí y disfruté un comentario que la periodista y amiga Bárbara Suárez Ávalo, reportera de la entrañable emisora Radio Progreso, realizó referente al girasol.
En él explicaba su significado y las distintas aristas que posee, tan parecidas a las que ostenta este pueblo y que, por qué no, nos identifican tal vez, un tanto del resto de los países; pues si analizamos bien y nos detenemos a buscar nuestras raíces, nuestra historia y nuestras proezas, sin lugar a dudas, nos daremos cuenta que estamos en presencia de un país único que ha enfrentado siempre y continúa haciéndolo, cuanta dificultad y vicisitud se le presente en el camino.
Hemos sabiendo sortearlas contra viento y marea, sin perder nuestras sonrisas, po lo que la reportera de una forma muy curiosa y agradable ponía la foto de un gran girasol, y en su centro nos deseaba un buen día y en cada uno de sus pétalos ponía diferentes valores y características distintivas de los buenos seres humanos, de esos que, claro, con defectos, pero también con virtudes; caracterizan a los nacidos en este caimán verde del Mar Caribe.
Siempre me ha gustado esa flor, aunque no es mi preferida. No sé si será porque busca el sol constantemente, algo que para mí es fundamental porque la luz es vida, es alegría. Ella es belleza y majestuosidad, su posibilidad de estar erguida en todo momento con ese tallo largo transmite perseverancia.
Me resulta familiar, porque es la flor que adora mi hija y me produce un agradable bienestar detallarla y ponerla en un búcaro, cada vez que puedo para contemplarla e incluso alabar su durabilidad; por eso me gustó mucho conocer algo más de ella.
Hilvanando historias
Pensando en el comentario y el girasol, recordé un escrito que apareció en las redes sociales hace algunos meses, y que alguna persona lo tomó prestado de alguien a quien le debemos tantos conocimientos de la historia, del patrimonio y un sinfín de temas que abordó y nos dejó para nuestro acervo; me refiero al Dr. Eusebio Leal Spengler, quien con su impronta siempre guiará corazones.
Y por lo profundo y bello de sus palabras, decidí compartir este hermoso y pequeño texto que estoy segura disfrutarán, como yo lo hice, y que desde mi punto de vista, dice mucho de quiénes somos los cubanos.
Además, sirva también este modesto comentario como regalo a ese hombre, uno de los imprescindibles de nuestra nación, nuestro Leal por siempre:
«Nos encontramos ante algo que reúne a creyentes y no creyentes, que pertenece a la poesía de la nación, al alma invisible de Cuba, por el lugar que ocupa la Caridad del Cobre entre los símbolos amados por los cubanos… Somos el fruto de la sangre y esa sangre vertida a raudales nutre el manto de esta virgen; ese color mestizo en la piel y en el corazón, ese color cubano que debemos defender no es solamente una apariencia, tiene que ser un color del alma, un color del espíritu, una confesión de fe en la igualdad del hombre. Vamos en la barca, en esa barca va Cuba y el país se tiene que salvar, no tenemos otro destino, (…) justicia primero, Caridad siempre y la fe, todos tenemos una forma de fe, aun los que dicen no tenerla».