El joven estudiante Jesús Suárez Gayol se ve inmerso en la conmocionada situación que produce el asalto al poder y pronto se va a destacar dentro de la heterogénea masa, que lo va ubicar en su vanguardia.
Su valor es legendario, basta recordar el 28 de enero de 1956, en aquella manifestación que llega hasta el parque Martí de Camagüey para rendir tributo al Héroe Nacional y donde a falta de tribuna utiliza los hombros de un compañero. Allí los esbirros lo atacan, lo golpean y lo detienen junto a un numeroso grupo de estudiantes.
Estos pocos ejemplos bastan para dar una idea parcial de la responsabilidad de Jesús Suárez Gayol, por lo que se convirtió en un peligro potencial para el orden que quería imponer por medio de sus cuerpos represivos, el régimen oprobioso.