El padre de los desprotegidos

Foto: Tomada de http://www.aciprensa.com
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Hace mucho tiempo, la Ciudad de los Tinajones tuvo un alma piadosa que desde el hospital de San Juan de Dios, dedicó sus días a curar enfermos y servir a los más necesitados: José Olallo Valdés o mejor, el Padre Olallo.

El religioso

Cuentan algunos escritos de la época, que llegó a Puerto Príncipe en 1935, con solo 15 años, era huérfano y dado a la  enseñanza de los niños pobres y la piedad por los necesitados, por eso, pronto empezó a trabajar en el Hospital San Juan de Dios.

El pueblo le conocía como El Padre Olallo a pesar de no ser sacerdote, solo era novicio de esa orden hospitalaria. El arzobispo de Santiago de Cuba le propuso ordenarlo como presbítero, pero no aceptó, pues eso implicaba su alejamiento de los pacientes.

Su relación con la independencia

Con motivo de la guerra de independencia, desde 1868 el hospital fue destinado para el uso de los militares españoles.

En la plaza que quedaba frente a la instalación sanitaria, fue abandonado el cuerpo sin vida del Mayor General Ignacio Agramonte, el  más querido hijo del Camagüey.

Olallo, conmovido ante el crimen y exponiéndose al castigo de las autoridades,  entró el cadáver hasta la enfermería y lo lavó, para que el pueblo pudiera rendirle tributo; allí también lo protegió de los españolas, empeñados en profanar sus restos.

La despedida

El 7 de marzo de 1889 muere el Padre Olallo. Una multitud de principeños  acudió al entierro de este gran hombre, todos unidos en el dolor, sin distinción de clases. El pueblo construyó un monumento a su memoria, encima de su tumba, el cual lleva grabado un singular epitafio:

 “Este monumento llegaría al cielo si lo formaran los corazones de los pobres agradecidos a quienes asistió el Padre Olallo durante 53 años en el Hospital de San Juan de Dios”.

Al caminar el Campo Santo, por  la calle cuarta, aún puede apreciarse el obelisco, hoy reconstruido por la Oficina del Historiador, para perpetuar la memoria de quien tanto hizo por esta tierra y sus hijos.

Los 53 años de servicio en la otrora clínica, impregnaron sus paredes con su alma de bondad y para perpetuar tan desinteresada entrega, desde el 16 de febrero de 2006, sus restos fueron trasladados a la capilla del antiguo Hospital donde estuvo casi toda su vida.

Camagüey tiene dos beatos

El 29 de noviembre de 2008 fue beatificado el Padre Olallo, en una ceremonia que tuvo lugar en la Plaza de la Caridad, donde acudieron personas de todo el país y de algunas partes del mundo, a venerar la memoria de tan ilustre cubano.

Así se convirtió el padre Olallo en el tercer beato cubano y el segundo camagüeyano, pues el primero fue el mártir de Jatibonico – en aquel tiempo territorio de Camagüey-  fray José López Piteira, quien  fue asesinado en 1936 por su simple condición de religioso.

Al visitar la capilla de San Juan de Dios, donde asistía a misa cada mañana el Beato José Olallo Valdés, puede sentirse el silencio y la paz de antaño, estos días fríos de cuaresma, ante la pandemia que vive el mundo invitan a una petición  por la salud, quizás la mano del padre Olallo pueda asistirnos en esta batalla por la vida y como en los tiempos en que luchó contra el cólera… hoy ruegue por nosotros.

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