A la Oficina del Historiador, gracias por existir

Foto: Archivo OHCC
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Se aproxima el aniversario de una fecha que para todos los cubanos posee una significación especial: el 24 de febrero. Si importante resulta el hecho histórico del reinicio de las luchas por la independencia de Cuba, los camagüeyanos también celebramos ese día un importante acontecimiento, la creación de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey (OHCC).

Hace 26 años, la OHCC vino a fortalecer el equipo de organismos e instituciones que se venían ocupando hasta ese momento del cuidado, la preservación y la protección del patrimonio -tanto tangible como intangible- de esta Villa que tantos valores posee y que todos tenemos la obligación de legar a las futuras generaciones; mucho más desde que se le otorgó a un fragmento de su Centro Histórico la condición de Patrimonio Cultural de la Humanidad en 2008.

Con especial agrado, recuerdo mis comienzos en la Oficina en junio de 1999. Por estos días, alguien me preguntó acerca de las anécdotas que guardaba; a lo que respondí: “una infinidad y de todo tipo…” Podrán imaginar cuánto pude haber vivido en casi veinte años. Y continúo viviendo porque, aunque ya no forme parte de la plantilla de trabajadores de la institución, me mantengo siendo su ferviente admiradora y colaboradora.

Si de anécdotas se trata, hay una que tal vez ni mis compañeros conocen lo hondo que caló en mí aquel gesto, y con el especial cariño que la recuerdo; además de que dice mucho de la calidad humana de las personas que allí laboran.

Me refiero a mi despedida. Tuve dos: una por parte del Consejo de Dirección -del que formaba parte-, y otra, por mis compañeros de labor más cercanos. Allí pasó de todo, desde sorpresas tan agradables como entregarme un bellísimo ramo de flores y ofrecerme palabras muy lindas que nunca olvidaré; hasta encontrarme con un grupo musical que interpretó temas de la Década Prodigiosa, mis favoritos.

Por si fuera poco, también tuve allí la presencia de muchos trabajadores que, aun no formando parte de ese colectivo en esos momentos, sí fueron muy allegados a mí, y con ellos sostuve un vínculo muy estrecho durante mi vida laboral.

Por eso este año doy las gracias una vez más a su director, quien pensó en mí para compartir el trabajo que teníamos por delante en aquellos primeros años. Fue una oportunidad que asumí con aciertos y desaciertos. Hoy, también quiero dar las gracias a todos los que de una u otra forma confiaron en mí y me hicieron tan feliz durante tanto tiempo.

Una y otra vez agradezco a la vida, que me ha dado tanto, y a la Oficina del Historiador por existir.

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