La fecha escogida 24 de febrero para la inauguración del monumento escultórico fue una sabia elección. El Grito de Yara con el Grito de Baire se fundieron. La imagen en bronce de El Mayor General Ignacio Agramonte y Loynaz uno de los mambises más insignes de la guerra de los Diez Años y el primero del Camagüey se develó justo el día que marcó la continuidad del proceso independentista.
Hasta la voz más autorizada del enemigo, el Capitán General, Gobernador Superior Civil y Militar y General en Jefe del Ejército de Operaciones en Cuba Cándido Pieltain, en sus memorias apuntó:
Este cabecilla [Agramonte] era el más importante Jefe de la insurrección en el departamento Central y acaso en toda la Isla, por su ilustración, por la influencia que ejercía en sus secuaces, por su valor, carácter y energía, pudiendo asegurar á V. E., que su falta es un golpe mortal para los enemigos de España, y puede apresurar mucho la época de la anhelada pacificación.
El día señalado
Las nueve campanadas de la Iglesia Mayor rompieron el silencio en la mañana del 24 de febrero de 1912. Juan Antonio Avilés, el clarín mambí bajo las órdenes de Agramonte, tocó Atiendan Todos, preámbulo del Himno Nacional. La multitud, agolpada, jadeaba. Amalia, tiró de la cuerda…la infinitud de la ausencia se enfrentó al bronce. La ciudad ya agramontina se estremeció.
En la mañana del 24 de febrero de 1912, Raúl Lamar acompañado de la directiva de la sociedad Benemérita santa Cecilia, de personalidades locales y nacionales, pero sobre todo del pueblo indiviso, entonaron los acordes del Himno Nacional por la Banda de música del Cuartel General bajo la batuta del capitán mambí José Marín Varona. La viuda del prócer, Amalia Simoni, develó la escultura ecuestre, y el vocal Walfredo Rodríguez pronunció el discurso en nombre de la sociedad.
Los veteranos de la guerra de independencia y los generales Javier de la Vega, Lope Recio Loynaz, Maximiliano Ramos y Eugenio Sánchez-Pereira Agramonte, allí presentes, tributaron una vez más a su líder. Los dos primeros, antiguos jefes del Tercer Cuerpo de Ejército del Camagüey, Jorge Roa Reyes, hijo de Ramón Roa, quien llevara el diario de campaña de El Mayor, igualmente estuvieron entre los asistentes. También Salvador Cisneros Betancourt, integrante del Senado cubano, y José Francisco Martí Zayas Bazán, hijo del Apóstol de la independencia cubana José Martí, quien fue acompañado de su madre Carmen Zayas Bazán Hidalgo. De gran repercusión la presencia de las heroínas Gabriela de Varona y Varona y Ángela Malvina Silva y Zayas.
Las manos virtuosas
El artista italiano Salvatore Buemi se coronó triunfador de un concurso internacional a propósito de la figura emblemática del Camagüey; y desde 1912 su obra escultórica es el atractivo por excelencia del parque Agramonte, referente del Centro histórico, Patrimonio de la Humanidad desde el año 2007.
Es un Agramonte gallardo, esbelto sobre su corcel. La manigua cubana está representada en el pedestal. El rescate de Sanguily con los 35 centauros cada uno con sus rasgos fisionómicos diferenciados. El símbolo de la Patria igualmente digna en su representación.
El legado
Como consecuencia, su legado crece con el tiempo en manos de niños y jóvenes que modelan, dibujan, cuelgan fotografías, esquinan bustos sobre pedestales de diferentes soportes, con la imagen de El Mayor en escuelas, oficinas y espacios particulares. Ante la efigie del paladín se pactan y consagran votos nupciales, códigos de éticas y compromisos laborales, estudiantiles e internacionales de lealtad y fidelidad, como su carácter.
Bibliografía
Pieltain, Cándido (1879) La isla de Cuba, desde mediados de Abril á Fines de Octubre de 1873. La universal, Madrid, España.
Henry, Kezia (2021) “Ignacio Agramonte, la esencia de un carácter. Revisitado desde las artes visuales”, en Senderos no. 24, El Lugareño, Camagüey, Cuba.