Alianzas para la eternidad

Fotos: Cortesía de la autora
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Las campanas de nuestra Señora de la Soledad repican desde muy temprano, anuncian la unión de Amalia Simoni e Ignacio Agramonte, retrocedemos al 1º de agosto de 1868, restan 2 meses para del comienzo de la Guerra de los Diez Años. Con la bendición del matrimonio, queda sellada una de las historias de amor más inspiradoras, para los camagüeyanos de todos los tiempos.

Los sueños de amor se materializan, la refinada dama principeña, como salida de una novela romántica, avanza en una relación que estuvo marcada por la distancia y los sobresaltos, con abrazos indelebles.

El idílico amor creció entre largas separaciones y efímeros encuentros, sostenido en el tiempo por su hermosa correspondencia.

La inspiración

Hace algunos años la Casa Quinta Amalia Simoni gestó un proyecto, que cada agosto celebra la boda de dos camagüeyanos con requisitos especiales, para rememorar aquella alianza eterna entre El Mayor y su amada.

La Plaza de la Revolución, desde 1999 se unió a la ceremonia y luego del casamiento, en la mágica glorieta de la quinta, se trasladan en un carruaje hasta el salón Nicolás Guillén, donde acompañados de familiares y amigos, los novios reciben un dossier que los unirá en matrimonio marcados por los valores y la bella historia de amor, de estas queridas figuras camagüeyanas.

Cuando el amor perdura

Buscando entre documentos e imágenes de la plaza encontramos la unión en 2004 de Liban Ramentol y Dané Ramos, una hermosa y sólida pareja, que se mantiene ligada a la historia de amor que inspiró la propia y cada 1º de agosto, asisten a la ceremonia, para compartir sus experiencias con los recién casados y mostrar a sus tres hijos, dónde comenzó su vida común hace 18 años.

Las especialistas de la institución con agrado comentan de ese matrimonio, de cuánto disfrutan al mantenerse ligado a las celebraciones, porque desde muy jóvenes admiraron a Ignacio Agramonte y a la mujer valiente a la que entregó su corazón, además sienten que, ante las dificultades de la vida diaria, los protegen desde la eternidad, para sortear obstáculos y que el amor perdure.

Rememorando

Hoy regresando al epistolario que unió a Ignacio y Amalia durante la guerra y su vida matrimonial, vemos que tristemente sus sueños explícitos de vivir juntos y felices en su patria libre, no llegaron a materializarse.

Amalia continúo amándolo por siempre. Contaba su hija Herminia, que, en un momento de confidencias, le había preguntado a su madre por qué no había aceptado que otro hombre entrase en su vida, “porque no se puede amar más” fue su rotunda respuesta.

El amor sin límites que se profesaron El Mayor y su eterna amada, es una de las historias de enamorados más bellas y reales que conozco, la de Liban y Dané, inspirada en ellos, da continuidad al sublime sentimiento, que parafraseando al maestro puede entenderse:

” Amor es que dos espíritus se conozcan, se acaricien, se confundan, se ayuden a levantarse de la tierra y se eleven de ella en un solo y único ser…” es una alianza para la eternidad.

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