Amor eterno e inolvidable

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Siempre es un buen día para hablar del amor, esa palabra y sentimiento tan llevado, traído y del cual todos tenemos nuestros propios conceptos y opiniones. Los proverbios lo abordan abundantemente, y hasta con rimas, tal como estos:

“el amor es ciego, pero los vecinos no.”

 “más vale pan con amor que gallina con dolor.”

“el amor es la sal de la vida.”

 “el amor lo puede todo.”

Así podríamos llenar cuartillas y cuartillas. Canciones, poesías, novelas, películas, afrontan el tema desde todos los puntos de vistas y ángulos, e incluso de desamores, que al fin y al cabo también son amores, difíciles y no comprendidos, ni correspondidos en algunos casos.

Y ni hablar de los postulados que psicólogos, astrólogos, y especialistas diversos han estudiado e investigado sobre esta emoción humana, que, para mí como dice uno de los temas más hermosos que popularizó el grupo musical español perteneciente a la década prodigiosa, Los Javaloyas: “… el amor es la fuerza que mueve la tierra… “

Con este es con el que me identifico totalmente, pues cuando usted razona, casi todo en la vida si no se mueve con amor, no se logra. Pero existen amores y amores y… Me refiero al amor de parejas, que también hay disimiles ejemplos en el mundo que han dejado una huella imperecedera para la historia.

Dichosos somos los camagüeyanos de contar con uno de esos amores, que, aunque cortos en el tiempo en que estuvieron unidos, se ha convertido en casi una leyenda. Acerca de él se han contado y continuarán contando sublimes relatos, que sin lugar a dudas lo hacen ser único, por muchas razones.

Tal vez ya imaginen que me refiero al dulce idilio entre Amalia Simoni e Ignacio Agramonte, a quienes todos los que nacimos en esta ciudad de los tinajones, respetamos, queremos y rendimos homenaje en diferentes momentos cada año.

La historia

Después de un período de noviazgo, se casaron el día primero de agosto de 1868, fecha que se escogió, desde hace ya varios años, para celebrar las “Bodas simbólicas” entre parejas que posean la sensibilidad para identificarse con la historia de los amantes y valoren este acontecimiento.

Las Bodas se realiza en la conocida y querida institución cultural Casa Quinta Amalia Simoni, lugar donde ese romance cobró fuerza, se materializó y se convirtió en uno de los mayores símbolos de amor legítimo. A esta hermosa acción, unos años más tarde, se le unió la también institución cultural, Plaza de la Revolución Mayor General Ignacio Agramonte Loynaz, la que complementa la ceremonia y la hacen ser una de las tradiciones imprescindibles y genuinas del Camagüey de estos tiempos.

Orgullosos de haber participado en el filme que sobre El Mayor se rodó en nuestra provincia, sus protagonistas, quisieron también unir sus vidas en la realidad, aquí, en esta tierra, y ese día del pasado año, juraron allí, profesarse amor eterno, tal como lo hicieron los personajes reales de los que fueron sus intérpretes.

Estoy segura que Daniel y Claudia en algún momento de su unión, como un matrimonio de esta época han evocado y se han dicho cosas tales como estas que un día se escribieron Amalia e Ignacio y que, a la luz de nuestros días, poseen la misma relevancia y vigencia que cuando ellos las firmaron.

Un espistolario para suspirar

Permítanme entonces ofrecerles un pequeño compendio de algunos fragmentos del inolvidable epistolario de esta célebre pareja que perdurará inscribiendo amor durante todos los siglos:

 Ignacio: “…mi vida, aquí pensando en ti…, lo primero en el mundo eres tú y mi ocupación más importante es pensar en ti, … ¡cuántas cosas tengo que decirte…cuántas! …cómo mi pecho se abraza y arde por ti, solo por ti, siempre por ti…! “

Amalia: “…Ay…el corazón parece querer saltárseme del pecho cuantas veces leo tus cartas…cada palabra, me hace sentir demasiado… ¡Cuídate más amor mío, cuídate…No olvides mis ruegos…Recuerda que tu amor es mi bien, ¡y tu existencia indispensable a la mía…!”

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