Ana Betancourt de Mora fue una mujer entregada completamente a la causa independentista cubana. Ha trascendido en la historia por su desempeño en la Asamblea de Guáimaro, en la que reclamó los derechos de la mujer.
Las pruebas históricas evidencian que Ana no estuvo presente en la Asamblea, sino que su intervención fue en la noche del miércoles 14 de abril en un mitin público.
Su trayectoria emancipadora y patriótica es innegable, siempre estuvo vinculada a conspiraciones y acciones de apoyo logístico a las tropas de la manigua.
Ana murió en Madrid, España, el 2 de julio de 1901; allí reposaron sus restos hasta el año 1968 cuando fueron trasladados a Cuba por iniciativa de Celia Sánchez Manduley. Si bien Ana Betancourt ya estaba en suelo patrio, lo justo era que descansara eternamente en su Camagüey natal.
Es por ello que en 1980 se lanzó un concurso nacional para escoger el mejor proyecto de mausoleo en honor a Ana Betancourt. La propuesta ganadora fue la del equipo del escultor Enrique Angulo y el arquitecto Augusto Riveron, la cual convertía al mausoleo en plaza pública, lo que no solo le daba la posibilidad de ser apreciado como obra escultórica y arquitectónica; sino que tendría un uso práctico en la sociedad.
El mausoleo, erigido en piedra jaimanita, fue inaugurado el 10 de abril de 1982 por Vilma Espín, el comandante Juan Almeida Bosque y Armando Hart Dávalos a escasos metros del lugar físico donde se efectuó la Asamblea de Guáimaro. Desde ese día descansan allí los restos de esta inolvidable mujer, en una tierra que la vio brillar con luz propia y reclamar porque los derechos de la mujer fueran concebidos en la nueva sociedad que se forjaba.