Cumpliendo lo dispuesto dos años antes por la Asamblea de Jimaguayú: que, si al cabo de 2 años de su aprobación no se había ganado la guerra, se debía convocar una nueva Asamblea de Representantes que podría modificar la Constitución y proceder a un nuevo Consejo de Gobierno; el día 30 de octubre de 1897 fue aprobada y promulgada la Asamblea de la Yaya, en la provincia de Camagüey. La cita en la Yaya tuvo entre sus elementos significativos la renovación casi total de los delegados, con la excepción de Salvador Cisneros Betancourt, y el predominio de una nueva generación y una mayor representación de intelectuales. Uno de los problemas resueltos fue el relativo conflicto que venía desarrollándose entre el Consejo de Gobierno y el General en Jefe del Ejército Libertador. Esta crisis se había manifestado en las constantes intervenciones del gobierno en los asuntos militares, tema con el cual Máximo Gómez no estaba de acuerdo.
La Asamblea se manifestó a favor de la opinión del Generalísimo y se aprobó la creación del Secretario de la Guerra, que serviría de elemento intermediario entre las dos partes. En el documento final se limitaron las atribuciones del Consejo para otorgar grados militares y se acordó, de manera radical, el no aceptar ninguna conversación, acuerdo o pacto que no implicara la independencia de Cuba.
En la nueva Constitución se subordinó el mando militar al poder civil y pasó a este último todas las facultades del General en Jefe. La Asamblea renovó el Gobierno, nombrando Presidente a Bartolomé Masó y Vicepresidente al Dr. Domingo Méndez Capote. Cambió a los Secretarios de Estado y acordó que el Secretario de la Guerra, general José B. Alemán, fuera el jefe superior jerárquico del Ejército Libertador. Sin embargo, nadie disputó a Máximo Gómez su condición de General en Jefe.
Por haber sido el marco de tan memorable hecho histórico, el sitio fue declarado Monumento local después del triunfo de la Revolución y en 1997 Monumento Nacional.


