A todo camagüeyano le es familiar y cercano escuchar sobre la calle Avellaneda, una de las arterias más transitadas de esta ciudad; pero si nos referimos a ella como calle San Juan de las carreras, a muchos costaría creer que hablamos del mismo lugar.
Desde sus inicios ha estado formando parte de una de las vías más céntricas y concurridas de esta localidad, tiene su recorrido desde la plaza de San Francisco o el conocido parque Martí, hasta el ferrocarril.
En antiguas escrituras se plantea que se encontraba situada en la periferia, aunque muy próxima al centro, y que posiblemente su nombre se deba a las muy conocidas festividades de San Juan, las que han trascendido hasta la fecha, haciendo referencias a la caza del verraco y las carreras de caballos, propias de estas celebraciones, lo que nos hace pensar que para los 24 de junio se debió ver envuelta en una algarabía sin igual.
Las mismas escrituras hacen mención a un rebautizo de la calle, destacando que aunque no faltaron polémicas, el 28 de septiembre de 1885, se proponía cambiar el rotulo de la calle San Juan por La Avellaneda. Dando merecidos reconocimientos a una mujer camagüeyana de fuerza y carácter como lo fue Gertrudis Gómez de Avellaneda.
¿Cómo enriquecen estos datos el patrimonio arqueológico de la provincia?
No solo es una calle reconocida por su nombre, se distingue porque en ella vivieron grande personalidades y familias de la élite de nuestra provincia. Indiscutiblemente en los diferentes periodos históricos, eran familias de economía próspera; lo que suponía un alto valor adquisitivo que van reflejados desde los cambios y transformaciones en las viviendas, hasta los restos de desechos domésticos y de la dieta alimenticia encontrados en intervenciones arqueológicas realizadas en algunos de sus inmuebles.
Un ejemplo es, la vivienda ubicada en Avellaneda # 63, antiguo San Juan # 18, hoy Dirección de Investigaciones de la Oficina del Historiador, donde fueron realizadas pequeñas calas en el año 2010, sin hallazgos significativos.
Se trabajó en una antigua letrina que había sido limpiada, por lo que no se encontraron evidencias arqueológicas del lugar, y solo se contó con información documental, donde se afirma que la misma estuvo sujeta a severas modificaciones a lo largo de la primera mitad del siglo XX.
El Palacio Pichardo…
El conocido Palacio Pichardo, Avellaneda # 66, antiguo San Juan # 17, casona de dos plantas de singular diseño arquitectónico importado de Santo Domingo, uno de los inmuebles ubicados en esta calle; en estos momentos es objeto de una intervención por parte del grupo de arqueología de la Dirección de Investigaciones de la Oficina.
El trabajo está en sus inicios, los restos de materiales que han ido emergiendo, aunque pocos, junto a evidencias de varios cambios arquitectónicos; van confirmando el estatus social y el alto valor adquisitivo de los moradores que hicieron vida cotidiana en dicho lugar, siendo tema a investigar para futuros artículos.
Los estudios arqueológicos han sido pocos en comparación con el alto potencial que tenemos por delante, continuamente sujetos a restauración o remodelación, por las características de los locales que conforman esta vía. Sería importante aprovechar al máximo esta valiosa fuente de información, lo que ayudaría a enriquecer la historia de nuestro legendario y querido Puerto Príncipe.
La Oficina del Historiador en Camagüey en su afán de proteger el patrimonio histórico de nuestra ciudad y como parte de la reanimación de la calle, que es una de las vías principales de la urbe, develó el 1 de octubre de 2016, en su entrada, una escultura de la autoría del artista camagüeyano residente en Matanzas, Sergio Roque Ruano; reconociendo a la poetisa que le da su nombre, con el fin que perdure en las nuevas generaciones además de promover y conservar el sentido de pertenencia con el que es protegido y restaurado nuestro centro histórico declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad.