Desde hace más de una década, la Banda provincial de Conciertos de Camagüey encontró un lugar definitivo para sus ensayos y creaciones, luego de rodar durante 8 años por cualquier “rinconcito prestado” o de ensayar en la propia calle, frente a su vieja sede, con peligro de derrumbe en la calle Capdevila.
Si transitas por el ajetreado callejón de Apodaca, en las mañanas puedes escuchar cualquier ritmo cubano o foráneo, que brota de instrumentos de percusión y viento, haciendo una invitación al oído.
La Banda siempre nos acompaña con su música en todo acontecimiento social, ya sea de carácter político, cultural o histórico, pero no muchos han presenciado sus preparaciones. Así motivada por la curiosidad de verlos hacia dentro, hace algún tiempo me presenté ante el rígido portón de la entrada y esperé a que alguien abriera, para subir a visitarlos.
Un guía especial
El desaparecido administrador de la Banda, Jorge Estrada González, fue quien me recibió en aquella grata ocasión y luego de agradecerme por mi interés de conocer sus historias, ofreció un repaso por los tantos años de la Banda, casi un siglo de fructífera existencia.
Desde su primer director, José Álvarez Varona, la agrupación se caracteriza por ser una suerte de hermandad fraternal, donde cada mañana al llegar, todos se dan un alegre saludo y los más experimentados entrenan a los nuevos ingresos, que ahora provienen de la academia de nivel medio José White, pero en los años 80 aún eran discípulos de los viejos músicos, que enseñaban la música de conciertos.
La composición de la Banda transita por unos 45 músicos, de ellos 15 son mujeres, el director, tres utileros, el administrador y un archivero, todos en función de cada programa.
Los repertorios se montan con la “maldad de atril” esa maña que da la práctica y que permite ser agiles al incluir los temas nuevos.
Un secreto
La disciplina y la imagen son como un código secreto que se transmite de una generación a otra, no está escrito en lugar alguno, pero distingue a todos sus integrantes.
La organización
Su actual director es el maestro saxofonista Gerardo Vasconcelos, aunque es el más joven que ha tenido la Banda ya lleva más de 10 años allí y se siente muy a gusto entre las diversas generaciones que conforman la legendaria congregación, ya sean los más expertos o los recién graduados, que en su criterio llegan muy bien preparados.
El balance de géneros para cada concierto también lleva su análisis, no es a la ligera. Abre la presentación una marcha militar, siguen paso doble, ópera y un compositor importante. Dan continuidad las conocidas bandas sonoras de películas y finalmente llegamos a la música cubana y sus diferentes ritmos hasta el final.
Los del patio podemos disfrutar de su música en el escenario más notable de la Banda, el Parque Agramonte. Para la agrupación es ese el contexto de sus grandes éxitos, porque allí siempre hay un público diverso que los recibe con gusto y los siente ligados a la camagueyanidad.