El Bayardo, por este apelativo era conocido Ignacio Agramonte en el campo de batalla. Según los soldados de su caballería, por su temeridad y valor.
Haciendo justicia a esa cualidad de El Mayor, tres jóvenes trabajadores de la Oficina del Historiador hicieron frente a otros, que viven enajenados en su pasatiempo, sin reparar en el respeto a los lugares públicos.
Los sucesos
Era cerca de las seis de la tarde, los Bayardos del proyecto que realiza cada día la ceremonia de izaje y descenso de la bandera cubana, en el parque Agramonte, se alistaban para la recogida de la enseña macional; de pronto varios muchachos irrumpen en la zona alta del sitio con patines y patinetas.
Yaniel Guerra Anaya, se dirige a ellos y les pide que bajen de la acera y respeten el valor de este lugar, junto con la ceremonia que sucedería en unos minutos.
Lo ignoraron y continuaron sus piruetas, así que molesto por la indolencia, fue hasta el banco donde se encontraban algunos y los volvió a requerir.
Para su sorpresa, fue retado a fajarse y en minutos varios de los patinadores lo golpearon. Se defendió como pudo, y sus compañeros, Héctor y Luz María, luego de intervenir, denunciaron el hecho a la policía.
En medio del alboroto, los atacantes huyeron del Parque pensando evadir su mala conducta, pero la policía los localizó y el caso está en manos de la justicia.
Le pregunto qué sintió ante el desagradable acontecimiento y confiesa Anaya, que después de pasar el mal rato “siente genio”, por ver muchachos tan jóvenes que no valoran un sitio patrimonial, de extrema importancia para los camagüeyanos como lo es el parque Agramonte.
Aunque Yaniel es un joven pasivo, él no siente miedo a enfrentarse a ningún “equivocado” y asegura que en estos 5 años de labor en el proyecto, el sitio es su segunda casa. Pasa muchas horas allí, por lo que escenas como esa se repiten a diario y no va a cansarse de enfrentarlas.
En mi opinión
A mi manera de ver las cosas, la indolencia de algunos jóvenes que destruyen el patrimonio es vergonzosa, pues cada sitio con altos valores hablan de nuestra identidad.
Por otra parte, me emociona la actitud de los Bayardos, que haciendo honor a su nombre, arriesgaron su integridad física para preservar este emblemático sitio que rinde honor a los mambises y en especial, al hijo más querido de esta tierra.