Para quienes amamos la naturaleza y muy en especial a los animales, sé que esta noticia tan esperada nos llena de regocijos, finalmente se aprobó el pasado 26 de febrero por el Consejo de Estado el “Decreto Ley para el Bienestar Animal”.
Las premisas expuestas en el documento responden en una parte, al reclamo de tantas personas entre las que me incluyo, durante la discusión del proyecto de la Constitución aprobada en 2019, donde propusimos la existencia de una ley que acabara con el maltrato animal de manera general.
La gran noticia es un gran paso de avance para un país como el nuestro, que aboga por el cuidado de la naturaleza, su flora y fauna. Sin embargo nuevas interrogantes surgen como: quién hará cumplir esta Ley….
En las declaraciones del grupo redactor del documento, se expresó que el proceso aun es perfectible, está sujeto a cambios y tiene en cuenta la opinión ciudadana, además que se labora en la creación de un centro nacional de sanidad animal.
Pero quedan dudas sobre la creación de un cuerpo de inspectores y un número telefónico, para denunciar delitos relacionados con actitudes inhumanas, creo que sin eso no cambiará mucho el panorama, pues para la satisfacción de muchos; existen personas amorosas que abogan por este tema, pero muchas otras, no sienten respeto por la vida animal.
En Camagüey
Trabajé hace algún tiempo en La Unidad de Higiene y Epidemiología y conozco como funciona, por eso me apena ver el carro que recoge a los perros callejeros, porque sé que sus pasajeros tiene un triste final, pues no cuentan con un centro de observación y allí se han ido animales que tienen dueño y por una escapada peligrosa, han sido sacrificados en el día, sin dar tiempo a que sean rescatados.
Creo que ha llegado el momento de aunar esfuerzos y buenos deseos para que todos los que trabajamos en pequeños grupos, a favor de “nuestros hermanos menores en la naturaleza” volvamos a la carga, ahora con una ley que nos respalda, que detenga a los abusadores y despiadados, y que así tengan finalmente su merecido castigo.
Un final feliz
En días como estos, en que celebramos la buena nueva a favor de los animales, no puedo dejar de recordar una historia con final feliz, porque ahora existen mayores posibilidades de lograrlas.
Por eso quiero compartir la de un perrito que escapó del fatídico carro perrera, para ganarse un lugar en el corazón de una familia en el 2015.
El protagonista fue bautizado como Ricky, saltó del vehículo para ocultarse en el sótano del edificio, allí sus negros ojos brillaban en la oscuridad, pero decidido a no regresar al remolque de la muerte, primero gruñó con todas sus fuerzas y valor, luego se ocultó de tal modo, que ningún funcionario de salud pública lo encontró.
El nuevo hogar de Ricky
Allá fuimos en aquel momento: Natalí, su mamá María del Carmen, quien es tan entusiasta en temas caninos como la hija, y de guía nos sirve Jorge, porque, una vez enterados de la historia, queríamos conversar con Olga, su nueva dueña, quien tiene para compartir un mensaje con todo el que vea un animal abandonado.
“Adoro mi terruño y a todos los que como yo aman a los animales, este perrito se escapó de una situación difícil con gran valentía. Cuando lo vi se me despertó esa pasión por los animales, porque es tan lindo que parecía su cara pintada por un pintor, no pude resistir.”
Claro, quiero tocar el corazón de las personas y pedirles que no volteen la cara ni cierre los ojos ante la mirada de cualquier animal abandonado, que ellos nos necesitan y con esa ayuda podemos lograr que sean menos los que sufren sin hogar.
De regreso al trabajo recordé la enseñanza de otro gran amante de la vida natural: nuestro querido y eterno Eusebio Leal, cuando nos comentó: si todos recogiéramos al menos a un animalito callejero, de seguro la tierra sería un mejor lugar.


