Por estos días parece que la historia de la Revolución Cubana junta sus hilos y borda en el tiempo la de tantos de sus hijos, que desde el Camagüey aportaron con valentía a su paso indetenible.
Otra de estas curiosidades ha llegado a mis manos y con el respeto que me inspira tengo el honor de compartirla con ustedes. Debo adelantarles que aquí se enlazan varios protagonistas.
El portador
José Ramón Márquez García (Bebo) fue trabajador bancario casi toda su vida, desde muy joven se vinculó al movimiento 26 de julio en Camagüey con Alfredo Álvarez Mola, su compañero y amigo. Al asesinar a Alfredito, por una delación de un soplón de apellido Basulto, Bebo se dedicó a guardar su memoria y hacer justicia a la indebida muerte. Por eso con el triunfo Revolucionario logró exhumar sus restos perdidos en la finca San Miguelito y traerlos al cementerio General de Camagüey, donde reposan en un digno panteón.
Siempre guardó con celo algunos documentos de esa época. Después de su muerte, hace unos 13 años, continuaron intactos en la misma gaveta, preservados por su esposa- Iris Martínez Martínez– pero hace poco… con la celebración del aniversario 60 de la promulgación de la ley de Reforma Agraria, ella sintió la necesidad de poner a la luz una de sus reliquias.
Se trata de un manuscrito con puño y letra del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, fechado y firmado el 20 de febrero de 1957, desde la Sierra Maestra, el encabezamiento va dirigido al pueblo de Cuba y entre los apuntes y tachaduras, puede apreciarse su preocupación por la miseria y el hambre de los caseríos cubanos, su certeza de estar cerca de derrotar a Batista y una vez libres, la importancia de recuperar la economía cubana con reformas productivas desde la tierra. A mi entender es lo más cercano a un proyecto de Reforma Agraria.
El cómo y el por qué llegó a las manos de Bebo este documento de 12 diminutas páginas, es un secreto que se llevó a la eternidad, Iris supone que le llegó por Alfredo Álvarez Mola, (Alfredito para ellos) o que en uno de sus viajes a La Sierra, Fidel pudo dárselo para ponerlo a salvo.
Su amorosa compañera cumplió su voluntad de continuar guardando con modestia e infinita lealtad a los ideales, todas estas huellas de la historia, que 62 años después, nos llevan a encontrar el pensamiento de Fidel dirigido a los campesinos, gracias al delicado gesto de Iris.
La poesía era un bien común entre Iris y Bebo, en una de las composiciones para recordarlo dice que “lo espera en un amanecer infinito”, infinito es el valor de su noble empeño, por haber guardado este manuscrito que hoy sale a la luz, como legado del tiempo para las nuevas generaciones, las que darán su ojeada a este bordado de la historia que nos llega en blanco y negro.
Fotos: Jesmir Varona Socías