Oh Camagüey, oh suave comarca de pastores y sombreros…Vengo de andar y aquí me quedo, con mi pueblo, vengo con mis recuerdos, mis heridas y mis versos…
Esta elegía que dedicó el poeta nacional Nicolás Guillén a su querida tierra, hoy nos lleva a una interrogante que ya pocos se plantean: desde cuándo y por qué Santa María del Puerto del Príncipe comenzó a llamarse Camagüey.
He pensado en el tema porque este 9 de junio conmemoramos
120 años del acuerdo oficial para que la comarca se llamara definitivamente Camagüey. Así lo recoge el Archivo Histórico Provincial en el Fondo de Actas Capitulares del Ayuntamiento de Puerto Príncipe. Su directora Marila Almeida Simón, con sano orgullo, nos invita a poner una mirada en estos valiosos documentos, que dejan ver un momento oficial de la historia camagüeyana.
De dónde el nombre
El nombre de esta tierra puede estar ligado a la Camagua, un arbusto silvestre encontrado en toda la Isla desde la época precolombina, muy abundante por esta zona y con varios nombres vulgares.
Según la voz indocubana de origen arahuaco las terminaciones -EY (-EX, -EL) indicaban una procedencia: del linaje de, de la estirpe de, descendiente de. Es decir, descendientes de La Camagua dio lugar a Camagüey.
Por ello, la palabra que nombra a nuestra ciudad podría indicar la ascendencia (mágico-religiosa) a partir de este árbol, del cual se consideraban descendientes los caciques del territorio, a quienes también debemos el nombre.
El Camagüey
Ya la comarca era llamada así por nuestros mambises antes de oficializar el nombre, muchos moradores de esta tierra se sentían ya camagüeyanos.
Los que nos identificamos con ese gentilicio lo sabemos motivo de orgullo y se relaciona a tradiciones muy arraigadas, las cuales nos hacen especiales, únicos y guardan entre sus valores preciados: la resistencia de los caciques, el valor de sus africanos y la sangre de Agramonte, quien viene cada mañana a recordarnos que toda buena obra de sus hijos ha de nacer con La Vergüenza.