Ceja de Altagracia: Primer combate dirigido por El Mayor

Foto: Cortesía del autor
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Tras la histórica Asamblea de Guáimaro, el mando militar español dispuso nuevos planes de campaña con el objetivo de intentar paralizar la ofensiva llevada por las fuerzas camagüeyanas. Contrariamente, para impedírselo, la parte cubana designó al Mayor Ignacio Agramonte al frente de la jefatura del Tercer Departamento Militar, el 26 de abril.

A la sazón, el Presidente Carlos Manuel de Céspedes tuvo la convicción de que el caudillo del Camagüey reunía sobradas aptitudes para ordenarla tamaña empresa. Lo anterior prueba que el líder bayamés, de más edad y experiencia vivida que Agramonte, comprendía la importancia de la relación caudillo-Revolución necesaria en esas circunstancia de la guerra para aglutinar en torno suyo la clientela regional de proyección nacional.

Para más, esto lo sabía también Céspedes, se trataba del segundo y principal espacio geográfico en entrar en conflicto armado con el poderoso adversario.  Sabiéndolo igualmente, el Mayor formó la caballería para impedir que las fuerzas españolas se paseasen por la llanura camagüeyana y fuesen a caer sobre Oriente.

A la vez que esa estrategia desarrollada por Agramonte resultaba decisiva para conducir la Revolución al Occidente.

Según la división militar de 14 de abril de 1868, al estado mayor español se integraron 4 brigadas, una media brigada y la reserva.

El resto de las agrupaciones cubrió zonas internadas de la jurisdicción. A esas fuerzas se ligaban forajidos armados por el Ejército y el cuerpo de Policía bajo la jefatura de Ildefonso Lomelino Carbaza, Francisco Ibargaray y otros jefes españoles de mala reputación, como el asesino coronel Francisco de Acosta y Albear.

A pesar de tal disposición combativa del mando militar español, El Mayor Agramonte arremetió con sus fuerzas en su primera acción como jefe del Camagüey. Ese día, 3 de mayo, mientras se desplazaba el convoy integrado por 3 000 soldados de refuerzo español por la vía férrea Nuevitas-Puerto Príncipe, la emboscada de contención y aniquilamiento estratégicamente diseñada por Agramonte desde los flancos de ala vía paralizó su avance.

Según el parte de la acción dirigido a la Secretaria de la Guerra, alrededor de 200 bajas tuvo el enemigo.

La caballería sin contar todavía con el adiestramiento ni la experiencia requerida no entró de a lleno en la acción, pues sus jinetes pasaron a ocupar posiciones en tierra para hostigar y aniquilar con fuego de fusilería al enemigo. De modo que la caballería quedaría reservada para acciones futuras, según la concepción de «guerra de guerrillas» estudiada por El Mayor del General José de San Martín.

Tal triunfo de las armas del Camagüey sorprendió al mando hispano. En tanto el éxito de Ceja de Altagracia cercano al poblado rural del mismo nombre y a 11 km de la ciudad de Puerto Príncipe, multiplicó la moral combativa de los seguidores del Mayor, y a quien aguardarían más triunfos en el curso de la guerra.

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