Quizás los vendedores ambulantes del periódico El Camagüeyano anunciaron, el 25 de marzo de 1924, –hace cien años– que un tal Interino asumía desde ese día la sección Pisto Manchego.
Interino, era el pseudónimo que para ese espacio asumió un mulato delgado de cabello lacio y próximo a cumplir 22 años de edad: el camagüeyano Nicolás Guillén Batista; muchos años después reconocido como el Poeta Nacional de Cuba.
Su padre, Nicolás Guillén, era periodista, y el hijo también abrazó la profesión, que cultivó casi hasta su muerte, acaecida en 1989.
Para no dejar dudas acerca de su vocación al respecto, proclamó: “lo he dicho muchas veces: soy periodista, y además poeta.”
Asumió la redacción de Pisto Manchego –nombre de un plato hispano con variedad de productos– en sustitución del español Santoveña, y con su talento le otorgó una superior jerarquía.
La sección se caracterizó por combinar información periodística con publicidad, lo cual fue muy singular, pues ambos temas suelen publicarse por separado.
Guillén utilizó en la sección la técnica periodística, no solo de forma cuantitativamente más amplia, sino con más hondura y variedad, en consonancia con conferirle una mayor importancia al contenido noticioso de la columna.
Los receptores se informaban, en el contexto del periodismo, de asuntos de gran interés local, nacional e internacional, mientras contactaban con un contexto en el cual pudieran encontrar satisfacción para sus necesidades de bienes materiales y servicios; ello debió de influir positivamente en el ascenso de las ventas.
Aplicada con un efectivo impacto en la comunicación, por su sencillez de alcurnia, la citada convergencia funcionaba mediante un estilo ameno y positivos valores del contenido y forma de la escritura, sazonada por el choteo criollo; el cual en aquella época tenía un fuerte contenido, en textos y caricaturas en medios de prensa.
Igualmente, empleó el costumbrismo, lo cual contribuyó a reforzar el poder comunicativo.
Empleó, aunque con carácter parcial, la poesía en tono jocoso para exponer anuncios comerciales, lo cual provoca adicionalmente un disfrute, por la rima. Esto hace recordar, pero con diferencias, a aquellos pregones callejeros rimados y ya prácticamente desaparecidos.
La publicidad, en la sección del referido espacio, denota una utilización sencilla, sin fórmulas complejas, con referencias muy sintéticas, dependientes del núcleo noticioso.
Esos anuncios revelan también datos históricos, entre ellos, que cuatro de los establecimientos comerciales citados hace 100 años en Pisto Manchego aún existen en la capital camagüeyana: Casa Casildo, La Gran Señora, La Palma (antes El Colmado de La Palma) y La Espiga de Oro.
Los materiales periodísticos abordados por Guillén insertan una notoria heterogeneidad de facetas, como las correspondientes a asuntos sociales, económicos, políticos, culturales y deportivos.
Al respecto, utilizó los valores informativos: prominencia, cercanía, impacto, interés humano y curiosidad; mediante el uso de la crónica, el más personal de los géneros periodísticos y el cual tiene una amplia capacidad de penetración en el receptor.
Aunque los contenidos están distantes en el tiempo, sus textos cronísticos no son técnicamente arcaicos, sino que parecen haber sido concluidos hoy.
Entre esas características estructurales figuran las opiniones sugeridas, sin tono editorialista, lenguaje elevado, pero sin barroquismo y comprensible para un público heterogéneo, libertad estilística sometida al mandato de la noticia, estilo directo, uso indistinto del relato cronológico o no, y subordinación de los juicios e interpretaciones a la narración de sucesos y a la exposición de datos.
La presencia de Nicolás Guillén en Pisto Manchego concluyó el 30 de agosto de 1925, tras publicar más de 400 crónicas en El Camagüeyano, entonces el principal periódico de la provincia de Camagüey y uno de los más importantes del interior del país.
(Basado en un proyecto de tesis de grado redactado por el autor para una Maestría en Ciencias de la Comunicación).