Las páginas de nuestra historia están enaltecidas por la sangre de muchos jóvenes, quienes con arrojo, acudieron al llamado de la Patria para romper las cadenas que la subyugaban. Jesús Suárez Gayol fue uno de esos que tomó las armas de la insurrección y junto a las fuerzas del Che participó en los combates, que le dieron la victoria a la Revolución cubana.
Ese camagüeyano por adopción, que llegó a ser el Rubio de la Guerrilla de El Che, se destacó por su posición contra la dictadura de Batista, organizó la Federación de Estudiantes Secundarios en esta ciudad, donde vivió más de una década, y fue uno de los fundadores del Movimiento 26 de Julio en la localidad, algunos de sus compañeros de lucha aún los recuerdan con sus discursos vibrantes.
Su amigo y compañero de escuela y de ideales Agustín Días Hernández, conocido cariñosamente por Chichi nos cuenta sobre sus reuniones en la casa de huésped de la madre de Gayol, y sus juegos de baloncesto en las tardes después del colegio.
Como Chichi lo recuerda
Sin que las emociones abandonen nuestro encuentro en la sala de la casa de Chichi, se aclara la voz y con una mirada de tristeza y añoranzas, regresamos al año 1958…
“Gayol era un joven como cualquiera de mi tiempo, alegre, amante de jugar baloncesto, de hacer maldades, muy enamorado, llegó a tener a la vez, dos novias y verse en aprietos”, dice con una sonrisa pícara.
“Éramos como hermanos, yo iba mucho a su casa donde está hoy el museo estudiantil y su mamá nos atendía con cariño, ella y algunos de sus huéspedes participaban en nuestras reuniones, allí preparábamos las acciones de sabotajes que ejecutaríamos en próximas salidas.
Nuestro jefe de acción en el instituto era Gayol y su enlace con el nivel superior del 26 de julio era Cándido González, pero él estaba muy fichado por la policía y teníamos que tener mucho cuidado para reunirnos.”
Una acción
Recuerdo que yo “era regador de grapas” para ponchar los carros y habíamos prendido fuego a una caseta de pago del gobierno y me apretaron, tenía ya un historial de revoltoso con el DTI y me detuvieron, pero no pudieron probarme nada, entonces me fui a Santiago de Cuba.
Regresé el 1 de noviembre de 1958, allí sí me cogieron, me condenaron a un año de cárcel. Cuando triunfó la revolución estaba aún preso, ese fue el día más feliz de mi vida, la emoción y la alegría vuelven a humedecer sus ojos.
Después del triunfo
Chichi dejó de ver a su compañero y hermano de lucha, con el triunfo de la Revolución se fue a Moa para echar a andar la planta de níquel, las primeras producciones del mineral cubano se lograron bajo su supervisión, como Jefe de turno de la planta más grande, donde en 1963 recibió una agradable visita.
Allí se iba a inaugurar el pueblo y tendría lugar un acto con la comunidad minera, para la ocasión estaban El Che y su hermano de causa Jesús Suárez Gayol.
Al encontrarse se fundieron en un abrazo, enseguida del rencuentro Gayol le propuso a Chichi irse con él para la capital, como su jefe de despacho, pero la planta necesitaba de su trabajo y no pudo aceptar la invitación.
No imaginaban los hermanos que este sería su último encuentro, pues pronto partirían el rubio con la guerrilla de Che a Bolivia. En 1966 se convirtió el primer mártir cubano de la guerrilla boliviana.
Después de la partida
Recibió con mucho dolor la noticia sobre la muerte de Gayol, una hermosa carta que dejó a su hijo antes de partir no deja de emocionarlo, un fragmento dice…“Cuando se es revolucionario verdadero, se siente la necesidad de servir a la Revolución desde los lugares más difíciles, en los puestos de vanguardia.”
Se nos ha hecho de noche reviviendo la memoria de Chichi. Esta es la historia de dos amigos hermanados por sus ideales: Jesús Suárez Gayol y Agustín Días Hernández, Agustín hoy a sus 84 años, con profundos sentimientos lamenta la partida de compañeros valiosos, pero recuerda con agrado aquellos tiempos en los que arriesgaron su vida por servir a la Revolución y asegura que los volvería a vivir.