El 22 de julio de 1872, cuando la situación del Ejército Libertador aún era muy difícil pocos hombres, mal armados y con escasas municiones se enfrentan bajo el mando del mayor general Ignacio Agramonte, en un combate contra una tropa española dirigida por el teniente Luis González Estévez. En la localidad de El Salado que se encontraba cerca de las Minas de Guáimaro, provincia de Camagüey.
Desarrollo del Combate
Al cruzar un arroyo, encontraron los mambises un campamento abandonado por el enemigo y en el camino, un carapacho de jicotea que aunque no era de gran tamaño llamó la atención de todos, con carbón tenía escrito: ¨Cuba será libre cuando esta jicotea cante¨.
Los autores habían sido los hombres del destacamento español de aproximadamente 100 efectivos del Ejército y voluntarios que comandados por el teniente Luis González Estévez habían salido de Guáimaro a recoger ganado por el territorio. Para el Mayor esto le causó una burla, y mandó que siguieran el rastro del enemigo y cuando los divisaran, cargaran inmediatamente. Los exploradores cubanos avistaron a los españoles vivaqueando en la Finca El Salado, el Mayor ordena el toque ¨Al machete ¨ y sus hombres cargan con rapidez, los contrarios son arrasados por el empuje de la caballería y el machete mambí, los que pueden, huyen sin mirar atrás mientras las fuerzas mambisas penetran en el campamento y hacen prisionero al teniente González Estévez herido de dos balazos.
Agramonte fue herido por un proyectil que le atravesó ambos omóplatos, pero siguió dirigiendo el combate sin que nadie se percatara de la herida y solo cuando el enfrentamiento concluyó requirió los auxilios de su médico.
Cuentan que un cubano, al ver la sangra del Mayor, y en represalia a lo que España hacía con los prisioneros, reclamó matar al oficial español, este percibiendo la eminente muerte expresó ¨ Matadme, he cumplido con mi deber.¨ Pero Agramonte ordenó que fuera curado y lo envió con una escolta al campamento hispano de Guáimaro.
La actitud del mayor general Agramonte fue motivada, según él mismo explicó a sus hombres, por la valentía y correcta actitud del jefe adversario, quien había combatido de manera leal y caballerosa.
Bibliografía
Aplicación del El Mayor