Con la Helms Burton no nos entendemos

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Por Alejandro García Gutiérrez (Estudiante de Periodismo)

Las relaciones entre Cuba y Estados Unidos han sido una historia de amor e interés desde mucho antes que las Trece Colonias fueran una nación.

Esta fue una de las ideas desarrolladas por el jurista camagüeyano Jesús Guerra en su conversatorio sobre la Ley Helms Burton con los trabajadores de la Oficina del Historiador de la ciudad de Camagüey.

El abogado resumió los hechos más importantes del diferendo entre la isla antillana y su vecino norteño, abarcando desde las políticas intervencionistas, las injerencias, los daños a la economía, los sabotajes y atentados, hasta llegar al contexto en el que se dictó la conocida ley garrote.

Guerra explicó los cuatro títulos de la injusta legislación norteamericana y la repercusión que tendría en nuestro país si fuera aceptada. Además, hizo un llamado a enfrentar las indisciplinas, las ilegalidades y la corrupción, a su juicio males tan nocivos como la propia ley imperialista.

Los presentes en la cita hicieron alusión a algunas de las principales construcciones de la ciudad que pasaron a manos de la revolución tras su triunfo y que pudieran ser blanco de reclamaciones, tales como la popular pizzería de la plaza del Gallo, la casa de la diversidad cultural y el centro de convenciones Santa Cecilia, lo que representaría la pérdida de sus centros de trabajo a cientos de camagüeyanos.

En el encuentro también quedó explícito que Cuba jamás aceptará esas medidas, que la Helms Burton solo se aplicaría si el gobierno socialista no estuviera en el poder y que como expresó Antonio Maceo, quien intente apoderarse de Cuba solo recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no perece en la lucha.

 

Imagen tomada de www.radioreloj.cu

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