Cerca de las tres de la tarde de un día cualquiera de la semana, al pasar por la puerta de la galería Larios, una melodía suave invita a detenerse y escuchar. Llevo un rato observando y todo el que pasa, de cualquier edad se para a disfrutar de la música.

La invitación proviene de un ensayo de la Orquesta de Cámara de Camagüey, que trabaja en su próximo estreno, un concierto de Arcangelo, con varios movimientos en sol menor. Se titula Concierto Navideño.

Antes de irrumpir en la sala espero a que finalice la interpretación y tenga lugar el intermedio, para acercarme a su director, Juan Ramón Orol, quien es fundador de la agrupación, que ya celebra un cuarto de siglo en la escena.

Datos de interés

Debo comentar que las orquestas de cámara son agrupaciones de pequeño formato, principalmente compuestas por violines. Surgen alrededor de 1750 para pequeños salones de los palacios reales, pero con el tiempo fueron variando su composición con violas y violonchelos, algunas con acompañamiento de piano o guitarra, pero siempre sus instrumentos son de cuerdas.

Uno de los compositores más relevantes de la música, como lo fue Beethoven, compuso 10 sonatas para violín de este estilo, así como 5 para chelo, que son el modelo de partituras más interpretadas por sus seguidores.

La agrupación camagüeyana, está conformada por 16 músicos, resulta  hermoso ver como se complementan los noveles, con los expertos, en perfecta armonía. Distribuida en 5 violines, 2 violas, un chelo y un bajo.

De la historia

Roberto Campo Valdés es fundador de la orquesta, recuerda los inicios junto al maestro Orol, cuando un puñado de jóvenes se unieron para hacer música clásica, tan carente del panorama cultural del territorio en la última década del pasado siglo.

Para él no existe mejor premio que un fuerte aplauso, porque la música es su vida y pone el alma en cada interpretación para que llegue de igual forma a quien la escuche.

La mediana generación

La música de cámara es un género de la académica, escrita para un pequeño grupo de instrumentos, de allí que sus miembros sean en su mayoría profesores.

La violinista Gladys Maxám es educadora de la escuela Vocacional de Arte Luis Casa Romero. En sus 10 años como miembro de la orquesta, ha cumplido compromisos en el extranjero, pero siempre regresa porque estar entre sus compañeros es como estar  en  casa.

De los más jóvenes

Dianet Llañez, es de la más joven generación de violinistas, siente que la Orquesta de Cámara es una gran escuela para todos los músicos, ella en particular agradece mucho las enseñanzas y exigencias del maestro y director, que se traducen en la calidad de cada entrega. Para ella el disfrute de las  presentaciones  y de los ensayos, son un placer.

Una gran familia de músicos

La mayoría de los presentes prefieren tocar sus instrumentos que comentar sobre los sentimientos, pero como buena observadora, pude apreciar que son una gran familia, unos están pendientes de los otros y saben que pueden confiar en su maestro; quien ha dedicado 25 años a llevar su música a los más bellos sitios. Al maestro Juan Orol, dedican toda su gratitud.

Hace poco tuve la dicha de disfrutar un concierto de la orquesta camagüeyana, en el Centro de Interpretación del Patrimonio y sentí que mi espíritu vibraba con su variado repertorio, que además de lo clásico, incluye temas contemporáneos como Imagine, la canción de John Lennon que llama a la paz.

Ha sido una tarde de lujo, recibí la primicia de un nuevo concierto: el navideño.  Antes de despedirme y agradecer a los músicos por su tiempo, el chelista Roberto me pregunta qué me ha parecido la Orquesta de Cámara camagüeyana y sin rodeos pude asegurarle que…es muy especial.