Llegar a la ciudad del silencio, del descanso eterno y las historias de vida de personas comunes o ilustres mueve el corazón del más insensible.

Los valores del Cementerio General de Camagüey, que desde el 3 de mayo de 1814 alberga a hijos y foráneos de esta tierra; representan inquietud primordial para la dirección de la Oficina del Historiador de la ciudad; y los especialistas que diariamente buscan soluciones para la intervención del lugar.

Temas como la limpieza del bronce, la ubicación de la luminaria y la jardinería correcta; se debaten en los encuentros de puntualización del proyecto que se desarrollan, martes y viernes en el lugar.

A pesar de la magnitud de la obra, que ha tenido diversos momentos, se trabaja intensamente en el primer tramo del Cementerio; mientras se proyectan detalles para intervenir en el Panteón de los caídos por la Patria y en el de Joaquín de Agüero y sus compañeros.

Un detalle importante dentro de esta ejecución resulta la comunicación que se mantiene con los propietarios de las bóvedas, a quienes se localiza para obtener su aprobación a la hora de intervenirlas, según nos comentó Lianet Sarduí Gómez, especialista de atención a la población de la Oficina de Orientación y Consulta a la población del centro Histórico, perteneciente a la Oficina del Historiador.

Mientras, artistas del Fondo Cubano de Bienes Culturales en la provincia, estudiantes de la escuela de oficios “Francisco Sánchez Betancourt”, especialistas, arquitectos, inversionistas, urbanistas de la Oficina del Historiador; continúan entregando largas jornadas a este lugar de uso para todos los camagüeyanos, a este lugar donde el silencio y la historia se dan la mano.