Muchas veces disfrutamos de las habilidades de los guionistas de Hollywood para crear fugas estupendas en su afán de entretener al público. Quizás la más clásica sea el asalto a un convoy que transporta prisioneros o a un carro blindado que está lleno de oro o dinero. En la mayoría de los casos los cinéfilos nos entretenemos con escenas como esta, pero en nuestro imaginario esto no pasa de ser pura ficción, algo irreal.
Sepa usted que el 16 septiembre de 1958, la intersección entre las calles Rosario y Francisquito se vistió de Hollywood, pero con pólvora, balas, sangre y héroes de verdad, sin efectos especiales y sin la oportunidad de cortar y volver empezar ante el más mínimo error.
El hecho
Resulta que era necesario rescatar dos prisioneros que eran miembros del Movimiento 26 de julio. Ante la complejidad de atacar la cárcel se decidió interceptar el carro que los trasladaría hasta el tribunal para realizarles el juicio.
La acción dirigida por Noel Fernández, jefe de Acción y Sabotaje en la ciudad de Camagüey, y llevada a cabo por Roberto Ollet, Rolando Marrero, Roberto Coello y el propio Noel; aparte de exitosa fue en extremo temeraria pues se efectuó a unos 200 metros de la cárcel y bien cerca también de la estación de policías de la calle Avellaneda. Le robaron al lobo en sus propias narices.
Se cuenta que cuando el carro celular llegó a la calle Rosario fue interceptado por un vehículo de los jóvenes del M-26-7 y que Noel Fernández y Marrero se acercaron pidiéndoles las llaves al chofer, mientras Coello se dirigió al fondo del auto para liberar a sus compañeros. Ante la negativa del chofer y el intento del oficial al mando del carro de sacar su pistola, son ajusticiados al instante y Ollet dispara al vehículo resultando heridos dos de los prisioneros, incluido Pedro Lester Delgado, uno de los principales objetivos del asalto; otro prisionero murió instantáneamente.
Rememorando la acción
Hoy cuando se cumplen 62 años de aquella heroica acción, la Oficina del Historiador de la ciudad de Camagüey no pasa por alto la fecha y rememora lo ocurrido en el Sitio histórico que rinde tributo a la acción. Como cada año, Roberto Coello, único de los asaltantes aún en vida, cuenta detalladamente cómo aquel 16 de septiembre de 1958 burlaron a la policía batistiana y protagonizaron la que quizás sea la acción más audaz de la clandestinidad en Camagüey.