Cuartel de Caballería del Ejército Español en Puerto Príncipe: Evidencias y leyendas

Fotos: cortesía de la autora y José A. Cortiñas Friman
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Si quiere descubrir los misterios de una localidad, examine con mirada acuciosa el lenguaje de sus edificios para que descubra datos que a veces no ofrecen los libros, y que se salvan del olvido por la memoria cultural de los pueblos, tarea nada fácil en la ciudad de las Iglesias y Tinajones que posee disímiles inmuebles con alto valores históricos y arquitectónicos.

En la Vigía, antiguamente, barrio de las afueras de la ciudad, se erige un vetusto edificio que sorprende por la magnificencia e impacto -especialmente de su fachada, columnas y portal- dentro del entorno urbano, sin embargo, su fecha de construcción y uso original dista de su función actual.

¿Qué era en el pasado esta construcción que hoy contiene el mayor tesauro agramontino con más de 90 000 exponentes museables? Es una pregunta recurrente, que no por frecuente la respuesta deja de asombrar a los interlocutores; fue el Cuartel de Caballería del Ejército Español desde 1848 hasta 1898.

En su tiempo…

Era costumbre que las tropas militares se alojaran en viviendas u otros establecimientos ante la ausencia de cuarteles en la ciudad. Sólo en 1826 se había habilitado una casa destinada a Cuartel de Artillería que se encontraba en pésimas condiciones.

A su vez las manifestaciones separatistas, conspiraciones e ideas liberales se propagaban con rapidez en el Príncipe, los desencuentros entre criollos y peninsulares se incrementaban en espacios públicos y de recreo. Alarmada las autoridades coloniales, deciden aumentar las fuerzas militares de la provincia, para tales fines se decide por el Gobierno la construcción de los cuarteles de caballería e infantería.

El cuartel de caballería

Los terrenos del acaudalado principeño Bernabé Ignacio Sánchez Pereira, en la Vigía, vendidos por 794 pesos y 4 reales en 1845 por su hija Soledad Sánchez Perira, permitieron la construcción del Cuartel de Caballería, los planos fueron realizados por el ingeniero militar español comandante Juan Campuzano.

En 1847 estaba construido parcialmente, las tropas de la caballería fueron acuarteladas en este recinto, aunque una década después aún carecía de dotación de artillería. Coinciden varios autores en su fecha de conclusión en 1848, con un costo de 60 000 pesos, que se pagaron con recaudaciones de la Hacienda de la Jurisdicción, sin embargo, un año después se le realizaron otras reformas.

Sin lugar a dudas, la extensión del cuartel, su capacidad para albergar los soldados, los sólidos muros revestidos con gran espesor de ladrillo que le servían de parapeto y enlazaban la fortificación con la edificación central, el inmenso aljibe, y otras condiciones lo convirtió en uno de los mejores y más amplios de la Isla.

El 24 de noviembre de 1898, con la salida de las últimas tropas hispanas que quedaban en urbe, entre ellas los Batallones de Tarragona, Lanceros y Cazadores de Cádiz #22, -reducto de la unidad militar española- que permanecía en la ciudad, concluyeron los siglos de dominación ibérica y con ellos los fines militares del cuartel.

De lo antiguo que se conserva

Y usted se preguntará ¿qué elementos originales conserva el edificio? Una invitación a recorrer la hermosa sala viva o patio como se le denomina comúnmente al espacio le devolverá un viaje al tiempo cuando se acerque al abrevadero, lugar donde bebían agua los corceles, el pozo de brocal, los gruesos muros del edificio, y otros detalles arquitectónicos significativos.

Pero, a 176 años del inicio de su construcción y 123 del fin de su uso como cuartel de caballería del ejército español, se entretejen leyendas, se arriban a conclusiones erradas entre incógnitas aún no esclarecidas, análisis superficial de algunos datos históricos y conclusiones apresuradas de los visitantes.

¿Existe un pasadizo que unía la instalación con el cuartel de infantería, hoy Hogar de Anciano Manuel Ramón Silva Zayas?

Hasta el momento en las múltiples reparaciones realizadas al inmueble, no aparece ningún vestigio al respecto, algunos expertos refieren que parece improbable a pesar sus fines similares.

¿En el ataque de Ignacio Agramonte a la ciudad principeña el 20 de julio de 1869 fue tiroteado el cuartel? Datos históricos evidencia que no fue así, las fuerzas mambisas no tenían suficientes hombres y armamentos para tomar el cuartel como punto estratégico militar.

¿Son los cañones que ambientan el espacio en la actualidad, pertrechos que existieron en el cuartel? La respuesta es negativa, proceden de Nuevitas y pertenecen a otro tipo de armamento que empleaba la artillería, solo se encuentran ambientando el lugar.

Así, solo queda invitarle a indagar más a través de textos sobre El Camagüey, disfrutar de una visita al sitio para recorrer en el tiempo un lugar trascendental de la arquitectura principeña.

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