Desde el recuerdo: primero de enero

Foto: Tomada de internet
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¡Viva la revolución, viva cuba , viva Fidel!

Así amanecieron el primero de enero las calles habaneras. Carmita, una niña de 12 años,escondida por los revolucionarios para que no la asesinaran junto a su tía Alicia, por fin se sentía libre. Esa mañana salió a pasear de la mano de dos hermanas de lucha de su tía: por fin se reencontrarían y dejarían de ser fugitivas.

Antecedentes

Carmen Rosa Albariño Atiénzar era la sobrina preferida de Alicia Albariño, quien se fue a vivir a la Capital en 1957 y se llevó a Carmita a vivir con ella; pocos meses después Alicia se unió al movimiento clandestino en la Habana.

A Carmita la matricularon en la escuela de monjas de la barriada de 10 de octubre, donde era alumna interna, solo salía de pase los fines de semana. Esas vacaciones de Navidad de 1958,salió antes de tiempo y no para la casa de la familia, sino para la casona de unas amigas muy cercanas.

Machado Nava, jefe de policía de Batista, buscaba a la tía y pretendía secuestrar a la sobrina; por lo que dos hermanas de la iglesia la llevaron a esconder en una casona de la calle Monte. La inocente infante de apenas 12 años estaba asustada, aunque tranquila con esas dos mujeres amorosas.Ella preguntaba por su tía y le decían que vendría pronto.

Alicia

Alicia participó en diversas acciones y sabotajes que realizaron los revolucionarios para apoyar la lucha de Fidel en la Sierra, estaba cerca de los hermanos Ameijeira cuando los asesinaron y era muy buscada por los esbirros del dictador.

Al conocer esa noche del 31 de diciembre que Batista había huido a Estados Unidos, noticia que corrió como pólvora al amanecer del 1 de enero del 1959, sabía que sus días de persecución habían terminado: era momento de festejar.

Así estaban las personas en las calles, alegres, gritando de júbilo; el año llegaba con una nueva esperanza de paz. Carmita por fin se reencontraría con su tía y volverían sus días tranquilos, para estudiar y hacerse maestra.

Carmita

Esta camagüeyana regresó a su querida ciudad y se unió a todos los procesos en los que pudo, para apoyar a la Revolución. Como docente por 45 años fue ejemplo para sus alumnos de la escuela de economía, también como dirigente del PCC y la FMC; fue parte de las Marianas, que apoyaban las cosechas agrícolas. Ocupó cargos en los CDR y se sumó a varias tareas.

Jubilada en la actualidad, pero no retirada, permanece activa en un grupo zonal, desde donde ayuda y organiza todas las ventas y módulos que llegan al barrio; además de estar siempre atenta a las necesidades de sus vecinos, con la disposición de ayudar y la mejor de sus sonrisas.

Carmita, como le dicen todos desde el cariño que se ha ganado con su actuar, al recordar la alegría de aquel 1ero de enero victorioso, asegura que seguirá dando guerra contra lo mal hecho y apoyando las bellas obras de la Revolución por siempre.

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