Recuperar parte de la cultura material depositada en un sitio intervenido arqueológicamente, puede producir un conocimiento más completo de su estructura y contenido, además de reconstruir de forma acertada elementos de la vida cotidiana, desarrollada en sus espacios.
El conocimiento del pasado principeño, desde una perspectiva documental, sufre la ausencia de registros, que van desde pérdidas por incendios en la Villa, hasta la dificultad de estudiar determinado lugar por condiciones constructivas adversas. Para el Grupo de Arqueología de la Subdirección de Investigaciones de la Oficina del Historiador de Camagüey (OHCC), la labor es compleja en virtud de las transformaciones que sufre el contexto urbano.
Gran parte de las intervenciones se realizan para la recuperación de construcciones antiguas, brinda la oportunidad de obtener nuevos datos arqueológicos. Unido a esto, los estudios zooarqueológico han ido ganando terreno en el campo de la arqueología. Sus resultados han demostrado ser un recurso eficaz para el conocimiento de las relaciones del hombre con los animales, a través del tiempo.
La zooarquelogía en Camagüey
Como arqueólogos, es importante tener en cuenta los avances metodológicos y las nuevas tendencias de esta disciplina (zooarqueología), ya que los mismos pueden proporcionarnos información relevante, que abre otras perspectivas para el estudio de las sociedades pasadas.
Varios han sido los sitios estudiados en el centro histórico de nuestra ciudad: el antiguo Hotel Habana, El Regidor, San Juan de Dios, Parque Martí, antigua Fábrica de camisas; entre otros no menos importantes. Las excavaciones en estos sitios han facilitado información valiosa en el tema zooarqueológico.
Según estudios del material osteológico, resulta significativa la diversidad de restos encontrados en estos lugares, ejemplo: especies pertenecientes a los diferentes grupos de peces, reptiles, anfibios, aves, mamíferos; sin dejar de señalar la presencia de invertebrados.
Entre los peces óseos en su mayoría, se ha encontrado restos pertenecientes al género lutjanus; este posee en Cuba varias especies conocidas popularmente como Pargos, Cuberas Caballerote, Biajaibas, Cojí, Jocú y Ojanco. De los mismos se sabe que desde tiempos remotos son especies incluidas en la alimentación de los cubanos.
Dentro de los reptiles es común encontrar restos pertenecientes a las jicoteas, sin dejar de mencionar que en el sitio excavado conocido como Hotel Habana se encontraron restos de tortuga marina.
Así mismo, es frecuente encontrar material osteológico de anfibios, como las ranas, de los que se conoce que desde tiempos remotos han convivido con el hombre. Otro grupo muy diverso, clasificado con frecuencia, es el de las aves; representado por diferentes especies como: gallina doméstica, pavo, guanajo, pato, codorniz.
De los mamíferos, la especie más abundante en los sitios estudiados del centro histórico es la vaca; dato interesante, pues unido a la documentación histórica que reseña la época, reafirma que la comarca camagüeyana resaltó por ser ganadera desde los inicios de su vida colonial. No se puede dejar de mencionar la fuerte presencia de material óseo perteneciente al cerdo en estos sitios estudiados.
Se hace frecuente, además, encontrar restos de animales de compañía, como el perro y el caballo; unido a ejemplares de la fauna silvestre, como conejos y jutías congas.
Los invertebrados son de los grupos poco representados, dentro de los moluscos identificados están especies como: ostión de mangle, cobo y caracol terrestre.
El estudio del material osteológico de las intervenciones arqueológicas realizadas en nuestro centro histórico, hace evidente la fuerte presencia de restos faunísticos. La diversidad de los mismos y la existencia de una estrecha relación con las personas que hicieron vida cotidiana en sus espacios, son datos que nos permiten reconstruir la fauna y costumbres alimenticias de nuestros antepasados, además del empleo de prácticas culturales que perduran hasta la actualidad.