Dolores Betancourt y Agramonte (1856 – 1921)

Foto: José A. Cortiñas Friman
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Tomás Pío Betancourt y Sánchez-Pereira fue hijo del regidor alférez real Graciano Betancourt y Agramonte y de Micaela Sánchez-Pereira. El abogado contrajo primeras nupcias el 25 de diciembre de 1827 con María Loreto Agramonte y Sánchez-Pereira, hija del regidor Francisco Borja de Agramonte y Recio y de Francisca Sánchez-Pereira y Agramonte. Al fallecer su primera esposa Tomás Pio casó, el 7 de enero de 1852, con María de las Mercedes, hermana de la anterior. Matrimonios que reunirían 10 vástagos, empero ninguno tan favorecido como lo sería Dolores Betancourt, por cierto, determinación que entraría en franca ruptura con las arcaicas costumbres de tipo feudaloides implantadas por la colonización española a la Isla.

No era poca la fortuna del licenciado. Baste señalar que de su tío-abuelo y Regidor Tomás de Cisneros y Gerardo, había heredado 2, 391. 7 pesos oro, a lo que unía el valor del hato Antón en 11, 820.00 pesos oro. A la cifra anterior se adicionaba de su padre Graciano Betancourt 24, 843.3 pesos oro, en tanto de su madre 6, 965. 6 pesos oro.[1] Y del capital de su esposa Loreto de Agramonte 8, 083. ½ pesos oro; y de su padre Francisco Borja de Agramonte, 21, 162.3 pesos oro.[2]

Mujer adelantada

No hay que pasar por alto su segundo apellido («Agramonte»), que fuera criada en las esencias de sincera devoción cristiana y humanista, con la educación y el refinamiento de lo más avanzado de la Ilustración criolla de mediados del siglo XIX, y, diríase, del abolengo de los «Agramonte»[3]. Esencias que se articularían con la lectura que, de seguro, hiciera de los textos reunidos en su morada: El arte de hablar bien, Curso de Filosofía, Cartas familiares de Montesquieu, Constituciones de América, Obras filosóficas y políticas de Hobbes, Elementos de ideología, La revolución francesa, Fabulas de Samaniego, Obras de Garcilaso, Educación popular, Poesías de Horacio

Según un retrato fue hermosa esa mujer, señorita a la que debieron cotejar pretendientes, aunque prefirió no entregarse a hombre alguno, -¿por resguardar su fortuna suma de tantas herencias; o pretendiendo en silencio hermético proteger secretos de familia?[4]-; y envidiarle su posición económica, y su viaje a España y a los Estados Unidos; y criticarle otros por su desprendimiento de riquezas para destinarlas a la formación de colegios que llevarían a cabo la educación de niñas y niños huérfanos y pobres, y al noble colegio Amparo de la Niñez.[5]

Con la vista puesta en el futuro del Camagüey, el «palacio de Tomás Pio» debía cambiar de arquitectura para convertirse en colegio. Ya no sería ponderada como la casa del Caballero de la Orden de Isabel la Católica, ni por haber alojado a oficiales de uno de los batallones españoles[6]; ni la vivienda evocadora del poderío de su abolengo.[7] Dolores Betancourt no tuvo imitadoras.[8] Fue mujer audaz dispuesta a romper con los paradigmas culturales y con tabúes ancestrales, quizás, para dejarnos una lección: un «Mundo Mejor es Posible», cuando la voluntad nos lleva de la mano para su conquista.

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[1] Archivo Histórico Provincial de Camagüey. Fondo Protocolos Notariales. Escribanía de Manuel Martínez Valdés. Año 1845. Folio 10 vto. A la cifra señalada se añadían otros 7, 489.00 pesos donados por su abuelo paterno; más 12 esclavos en 12,000.00 pesos; más unas 12 caballerías en 3, 720.00 pesos; potreros en 3, 280.00 pesos; y otras tierras de su tío paterno en 1, 350.00 pesos; y otras 6 caballerías en 1, 800.00 pesos; en la casa familiar librería y estantes 3, 000.00 pesos; y la deuda cobrada por su abuelo en 2, 000.00 pesos.

[2] Pio Betancourt testó en dos oportunidades, la primera el 7 de marzo de 1866, la segunda el 19 de mayo de 1879.

[3] La madre y su otra hermana de Dolores Betancourt, resultaron las tías del Mayor Ignacio Agramonte Loynaz.

[4] La prima hermana de Ignacio Agramonte Loynaz debió contar con la asesoría jurídica de su tío el Auditor de Guerra de la Comandancia del Departamento Militar del Centro y Asesor de la Comisión Militar, para más, Decano del Real Colegio de Abogados, Lic. Francisco José Agramonte y Sánchez-Pereira, para cursar ante el Ayuntamiento de Puerto Príncipe la Instancia de propiedad de la bóveda familiar, en septiembre de 1879.

[5] Su madre Merced Agramonte falleció después de su esposo Tomás Pio, en Madrid, el 27 de octubre de 1880, pero había testado en la ciudad de Puerto Príncipe ante el escribano Juan Ronquillo y Álvarez, el 19 de mayo de 1879, escritura mediante la que dispuso que su hija fuera su única y universal heredera de todos sus bienes y derechos.

[6] En la casa de Dolores Betancourt, en 1895, fue alojado el general jefe de la Primera Media Brigada de Infantería española. En: Izquierdo Canosa, Raúl: Puerto Príncipe 1895-1898. La lucha armada y el costo humano. Colección Esencias. Ediciones “El Lugareño”. Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey, 2016, p. 162.

[7] El capital para emprender la obra ascendía a 2, 098. 250.038 pesos.

[8] Dolores Betancourt falleció en la ciudad de Camagüey, a los 65 años de edad, el 25 de abril de 1921. Después de exhumados sus restos en el Cementerio General, fueron colocados en nicho especialmente preparado en una de las columnas cercanas al altar mayor de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, erigida próxima a su antigua morada en la plaza de San Francisco o del “Padre Pablo Trías”, actual Parque “José Martí”.

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