Encontrarla resultó muy fácil, pues todos conocen a la maestra de ciencias, quien desde 1975 está frente a un aula, y se retiró hace unos años. Por ese entonces, la añoranza por sus niños fue tanta que decidió reincorporarse.
Al verla con tanta energía escribiendo la tarea sobre el pizarrón, no tuve dudas de que yo había llegado a la clase correcta. Parada al fondo, esperé en silencio para no interrumpir; pero los alumnos avisaron de mi presencia, me dieron la bienvenida e invitaron a pasar.
Dora Abreu Crespo lleva casi medio siglo en la escuela primaria Martha Abreu, de la cual se siente parte, indudablemente. Por esa razón, al conmemorarse el natalicio de la patriota que da nombre al centro escolar, quise que nos acercáramos a la vida de tan singular cubana; y descubrí a la maestra con igual apellido, que hace honor a la estirpe de la patriota.
Aunque resulta difícil hallar una conexión de la benefactora de Santa Clara con Camagüey -pues su avanzado pensamiento y sus ideales libertarios se materializaron allá- logré encontrar algunos puntos de convergencia cuando visité la escuela que lleva su nombre.
Lo primero que pareció casualidad fue el apellido de la maestra. Le pregunté sobre la posibilidad de que pertenecieran a la misma familia y me contó que según su papá -originario de Villa Clara- todos los “Abreu” de esa época provienen del mismo tronco familiar español.
Honrar a Martha
A Dora Abreu la interrogué también acerca de cómo les enseñan la biografía de Martha a los estudiantes. Ella asegura que una mujer tan adelantada a su tiempo, y que dedicó gran parte del patrimonio familiar a desarrollar obras para el progreso de su tierra y recaudar fondos para apoyar a las tropas mambisas, cautiva a los niños.
En la biblioteca de la escuela, mediante varias actividades muestran la vida y obra de Martha. Matutinos que incluyen dramatizaciones y poesía constituyen valiosas técnicas para aprender en el aula quién fue la patriota que da nombre a la escuela.
Un deseo no cumplido para el colectivo de la institución ha sido el de visitar la escuela especial de Villa Clara con igual nombre, para intercambiar y mostrar a los alumnos de aquí algunas obras que en Santa Clara recuerdan a su benefactora. Eso sería hermoso, opinan quienes allí trabajan y estudian.
Con la profesora Dora igualmente conversamos acerca de otros miembros de la familia de Martha; pues aunque ella fue la más conocida y empeñada en sus ideas, sus dos hermanas -de las que no figura su nombre en biografía alguna- también aportaron su patrimonio para la causa revolucionaria; además de su esposo, Luis Estebes, quien junto con ella en el exilio francés gestó campañas para recaudar dinero y pertrechos que resultaron muy útiles en la Guerra de 1895.
En resumen…
Después de este acercamiento a la figura de Martha Abreu, de la mano de su prima de tercera generación, la maestra Dora, puedo asegurar que aprecio en esta última gran admiración por el rasgo más distintivo de la patriota, al apoyar la causa libertaria desde su posición femenina.
Por eso vuelvo al Apóstol José Martí cuando escribió en el periódico Patria, en mayo de 1892: “(…) las campañas de los pueblos sólo son débiles, cuando en ellas no se alista el corazón de la mujer (…)”.