Edificar desde la simiente

Foto: Cortesia de la autora
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Ver nacer una obra desde la base, asistir a su crecimiento y luego ver todos los materiales como van tomando forma, es algo hermoso, emocionante.

Así ve el proyecto y la ejecución de cada edificio la ingeniera civil: Ibeth Serrallonga Rodríguez, una mujer camagüeyana que mucho ha aportado a la ciudad, con trabajo fuerte, corazón dulce y manos delicadas.

Ibeth

Al llegar a su oficina, donde actualmente labora como especialista comercial de la Empresa Provincial de Aseguramiento Técnico y Material (ATM), con sencillez y agrado me recibió y comenzamos a conversar de diversos temas. Sin darnos cuenta se nos fue la mañana, realizando un viaje en reversa por su experiencia como ingeniera de la construcción; la mayor parte del tiempo, como inversionista en importantes entidades del territorio.

Esta profesional, desde pequeña soñó con estudiar una carrera donde diera uso constante a las matemáticas, asignatura que le fascina y en la cual resulta muy aventajada; según comentan sus compañeras de trabajo, quienes cuentan con ella para múltiples tareas. Con su especialidad está complacida, pues el cálculo de materiales, dimensiones y espacios, tanto para el proyecto de un edificio, como para una plaza, pista o espacio abierto, lleva todo tipo de ecuaciones y fórmulas.

Sus experiencias

Finalizando los estudios universitarios tuvo a su primer hijo, acontecimiento que en nada mermó sus deseos de superación. Por eso, cuenta con diversos cursos, los que le dieron herramientas necesarias para afrontar varias especialidades, en la planificación de cualquier proyecto.

Recuerda como su primera labor el diseño de los túneles y refugios para la defensa, en su natal municipio Céspedes. Luego, vinieron grandes desafíos, como la reparación capital de la escuela para la formación de deportistas, EIDE; y el primer proyecto de una obra en Cayo Cruz, para crear la Sucursal de la Empresa Copextel, en aquel sitio.

También, en la Dirección Provincial de la Vivienda, desempeñó diversos roles y hoy, desde su aseguramiento a la vivienda en la empresa ATM, aporta su experiencia de muchas maneras.

A la vuelta de 37 años de labor queda un anhelo pendiente, ver la terminación de aquella obra en Cayo Cruz, que soñó y proyectó con tanta dedicación, pero que se detuvo en el tiempo.

Un mensaje anti prejuicios

Ante pensamientos anticuados, que creen que la ingeniería no es trabajo para mujeres, Ibeth les asegura que lo mejor que ha vivido fueron sus días a pie de obra, donde en muchas ocasiones defendía sus proyectos dirigiendo a más de 20 hombres, con el mayor respeto y sin perder su esencia.

“Si eres auténtica y te sientes útil donde estás, no existe labor que una mujer no pueda asumir. Por eso seré ingeniera por siempre”, dice.

Nota de la cronista

En nuestra larga conversación, Ibeth me confesó que nunca le habían hecho una entrevista, que no se creía tan importante para la de hoy, sin embargo, al acercarme a esta mujer sencilla, tierna y de mucha destreza en las matemáticas, que sabe combinar muy bien familia, amistad y profesión, creo justa la elección de sus colegas, al recomendarla para esta crónica donde va el homenaje a las mujeres ingenieras en su día.

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