El agravio de Batista al busto de Finlay

Foto: José A. Cortiñas Friman
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La honra histórica a Finlay

Una de las primeras estancias de Fulgencio Batista y Zaldívar en la ciudad de Camagüey ocurrió siendo un mocetón. Acababa de sufrir un ligero accidente mientras se desempañaba como empleado ferroviario. Trasladado al Hospital General de Camagüey cercano al andén de carga ferroviaria, en la Plaza del Vapor, Batista recibió la asistencia médica del Dr. Justo Lamar Roura.

Fue su primer acercamiento a la plaza que lustros después recibió una remodelación para acoger el busto que dedicaría Camagüey al descubridor del agente transmisor de la fiebre amarilla, el Dr. Carlos J. Finlay Barrés (1833-1915).

La responsabilidad de la obra artística recayó en el escultor Fernando Boada; en tanto su develamiento ocurrió el 3 de diciembre de 1944, en un acto en el que discursaron varios oradores, especialmente el Dr. Francisco Martínez de la Cruz -quien esclareció lo relacionado con el lugar de nacimiento de Finlay, en la casa señalada con el No. 5 en la Calle del Cristo; y fue uno de los que se opuso firmemente al cambio de nombre de la Avenida Finlay por Avenida Fulgencio Batista. El busto significó un tributo a la Medicina cubana.[1]

Batista acusado por el busto a Finlay

El 2 de abril de 1937, Batista volvió. Una caravana de vehículos le siguió hasta la improvisada tribuna en la Avenida de los Mártires, en la barriada de La Vigía -donde corporaciones y partidos políticos saludaron al presidente de la República, Federico Laredo Brú.

En el Hotel Camagüey, Batista departió oportunistamente con el empresariado burgués y hasta les dirigió la palabra a los presentes: “[…] el pueblo de Cuba no puede obtener una patria libre y soberana por su situación geográfica y económica […]”[2], lo que fue asumido como mantener supeditada la Isla a los Estados Unidos.

El 7 de enero de 1944, siendo ya Presidente de la República, Batista arribó a Camagüey. Sus simpatizantes le dieron la bienvenida en la Avenida de la Libertad, después de recorrer la Avenida de los Mártires acompañado por el Ejército Nacional, tres jeep de soldados de los Estados Unidos y fuerzas de Infantería de la Marina.

Además, visitó el Cuartel de Bomberos, el Palacio de Justicia y el Hospital General, a cuyo lateral sería colocado el busto al Dr. Finlay, en la plaza que llevaría su mismo nombre. Pero Batista no reparó en las labores de construcción del parque, ni en la jardinería y el arbolado.

El 10 de julio de 1949 volvió a Camagüey en el bimotor DC-4 de la Compañía Cubana de Aviación regenteada por los yanquis. La caravana de autos a cuya vanguardia rodaba el descapotable de Batista tomó la Avenida Finlay[3]. Ya en el Parque Finlay, tras ser lisonjeado por sus anfitriones, tomó los micrófonos para arremeter contra el gobernante Dr. Carlos Prío, precisando que el objetivo de su partido (PAU) era: “[…] rescatar la verdadera democracia y dar al pueblo cubano, un régimen de igualdad, decoro, justicia y libertad con las garantías necesarias para la vida y la tranquilidad de todos los ciudadanos”[4].

Luego regresó a Columbia. Y retorna a Camagüey el 28 de febrero de 1954, bajo una pertinaz llovizna. Del aeropuerto se desplazó por la Avenida Finlay hasta el Parque del mismo nombre. Esa noche aguardó la suspensión de la lluvia en el portal del Hospital General -cuidando de no estropear su traje Dril-100-, pero sin ladear la mirada hacia el busto del Dr. Finlay, que se hallaba  rodeado de policías y militares bien armados.

Al tomar los micrófonos, lanzó: “Bajo el sol y bajo la lluvia, de noche y de día, estaremos siempre luchando por Cuba y por el Pueblo… Así espetó a los reunidos ante la mirada formalmente indiferente del Dr. Finlay, que parecía mostrar desprecio por el “socio” de los yanquis que escamotearon su descubrimiento científico. Fuegos artificiales y explosiones de cohetes cortaron las palabras a Batista. Se fue y no volvió más.

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[1] Años antes, una placa de bronce fue fijada en la casa que se creyó que era la morada natal del científico camagüeyano en el antiguo Callejón del Cañón, la cual fue renombrada por el Ayuntamiento como Calle Finlay.

[2] Biblioteca Provincial Julio A. Mella (BPJAM): Fondo Colección de periódicos El Camagüeyano, Año XXXV, (79): 1, viernes 2 de abril de 1937. En: José Fernando Crespo Baró: Negocios, lucro y dinero (1937-1958). Editorial Ácana, Camagüey, 2015, p. 19.

[3] Cabe añadirse que en un gesto de escandalosa adulonería de los partidarios de Batista, fue propuesto el cambio de nombre de la Avenida Finlay por el de Avenida Presidente Batista. La propuesta fue rechazada por el pueblo y  varios concejales y miembros del Gobierno local. La infamia fue calificada como una ofensa al Dr. Finlay y a su familia, pues por ese antiguo camino ingresaron a la ciudad de Puerto Príncipe su madre embarazada y su esposo el Dr. Juan Carlos Finlay, quien ejerció la Medicina en la casa de la Calle Cristo y así pudo apoyar a su esposa recién parida.

[4] BPJAM: Periódico El Camagüeyano. Año XLIX. Sábado 9 de julio de 1949. No. 162, p. 1-2.

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