El Brigadier Henry Reeve

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… “Impresionaba el disparo en la sien, como símbolo del valor y el decoro militar, los tiros de la ejecución fallida en la caja torácica, y la marca de otras tantas magulladuras. Pero sobre todo la pierna, la pierna deshecha, atada con cueros y varillas de metal, que sostenía a aquel nuevo batallador de la antigüedad en su concepto”.

Con esta descripción que diera el historiador Eusebio Leal sobre la figura del destacado mambí se puede decir que fue un hombre que diera su corta vida a la lucha por la liberación tanto por su país como por el  nuestro.

De sus orígenes

Henry Reeve nació y se crió en Brooklyn (New York), el 4 de abril de 1850, su padre era un clérigo protestante llamado Alexander Reeve y su madre una sencilla mujer, nombrada Maddie Carrol; ellos conformaban una familia respetada, modesta y trabajadora. Reeve con 15 años o menos, formó parte del ejército del Norte en la Guerra Civil que se desarrolló en su país de 1861 a 1865 como tamborero. Adquirió una buena educación y con apenas 19 años trabajaba como tenedor de libros en un banco de la ciudad.

Al terminar la guerra en su país Reeve entra en contacto con los cubanos que conspiraban en los Estados Unidos de América para la liberación de Cuba del yugo colonialista español.

Convencido de la justeza de la causa cubana se enrola en la expedición del vapor Perrit, esta traía como jefe al General Thomas Jordan.  La primera herida de las muchas que recibiera fue en el combate que libraron contra una columna española al desembarcar del Perrit, en el estero de Canalito, bahía de Nipe, provincia Holguín, el 11 de mayo de 1869.

En la acción

Cae prisionero días después junto con otros compañeros y el grupo es sometido a la pena de muerte por fusilamiento en masa.  Los impactos de bala que recibió Reeve durante la ejecución, no fueron mortales, por lo que logró escapar, deambulando así  durante 2 días donde es encontrado por un grupo de patriotas que lo condujeron al campamento de El Mejías; allí se encontraban las fuerzas del entonces General de Brigada Luis Figueredo.

Continúa combatiendo como parte del Estado Mayor de Jordan hasta que este parte hacia los EE.UU, y lo hace entonces bajo las órdenes del brigadier William O`Ryan, canadiense que también dio su vida por Cuba; más tarde se subordina al coronel Machado y después de muchas peripecias logró incorporarse a la caballería de Camagüey a las órdenes del general Ignacio Agramonte, el Mayor, de quien pronto llegó a ser su hombre de confianza y  quien lo llamaba Enrique el americano, llegando a ser jefe de su célebre caballería.

Dotado Reeve de talento natural, vivo, astuto, osado, valiente hasta la temeridad, es natural que hiciera al momento progresos en la carrera militar, distinguiéndose de modo sorprendente en muchísimos encuentros.

En torno a otros hechos

En la acción de La Soledad fue notable su intrepidez. Participaría también en el rescate del  general de brigada Julio Sanguily el 8 de octubre 1871, hecho que tuvo una repercusión en toda  la isla tanto para el bando cubano como para el español que tuvo que cambiar toda su estrategia.

Antes de concluir el año 1871, el Inglesito como se le conocía en la isla estuvo en los combates del Plátano, La Redonda, San Ramón de Pacheco, Santa Deo, La Matilde y Sitio Potrero, en este último combate vuelve a ser herido el 27 de noviembre de 1871.  Ya para el 29 de noviembre del 72 en el transcurso del combate de El Carmen recibe otra vez una herida en el abdomen, que lo obligó a permanecer dos meses inactivo.  De la secuela de esta herida estuvo padeciendo hasta su muerte.

Reeve y Agramonte

Henry Reeve acompañó a Agramonte en el combate de Jimaguayú el 11 de mayo de 1873, donde este cayó.  En esa ocasión tomó el mando de la división para entregárselo ocho días después a Sanguily. Pero en julio de 1873 se subordinó al nuevo Jefe de Camagüey, el General Máximo Gómez, quien el 27 de ese propio mes nombró a Reeve como Jefe de la Caballería de la 1ra división.

Después de participar en los combates de Las Yeguas, La Luz y Atadeo, en el combate de Santa Cruz del Sur, el 28 de septiembre de 1873 cuando se enfrentaba a un cañón español que provocaba estragos en la caballería mambisa, recibió heridas graves en una pierna por lo que lo trasladan al Hospital de Sangre de Ciego de Najasa.  Tras cerca de 6 meses de convalecencia, se reincorpora a filas.  Se le adaptó una prótesis metálica a la extremidad afectada, que había quedado más corta.  También hubo de crearse un dispositivo que lo mantuviera firme sobre su cabalgadura. Entre los combates de 1876 se encuentran los de Aguacate, Guanal Grande y Río Hanabana, en este último combate, el 25 de Julio de 1876 fue también herido.

El nefasto día 4 de agosto de 1876, en desigual combate, en la Sabana de Yaguarama, resultó herido en el pecho y en la ingle.  Derribado del caballo, recibe otra herida en el hombro. No obstante, sigue combatiendo hasta agotadas sus fuerzas y municiones, se dio un tiro en la sien para no caer prisionero, contaba con solo 26 años edad.

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