La contribución de Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, “El Cucalambé” a la historia de la literatura cubana es incuestionable, pues representó en su obra una parte importante de la esencia cultural de la isla.
Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, “El Cucalambé”, nace en Las Tunas el 1ro de julio de 1929. Desde pequeño, dio señales de tener aptitudes para la poesía; lo cual fue notado por su abuelo materno, José Rafael Fajardo García, quien se encargó de darle a conocer autores clásicos. Además, lo animó a adquirir un amplio conocimiento de la literatura clásica española y de poetas cubanos.
Fue en el periódico principeño El Fanal, donde vieron la luz por primera vez sus décimas. Posteriormente publicaría en la revista Piragua, órgano del grupo siboneísta. Escribió décimas, sonetos, letrillas, epigramas, romances. Los temas tratados versan sobre referentes históricos a la conquista y colonización, descripción del paisaje y la vida rural, el lirismo y humorismo.
En 1856, publica el libro Rumores del Hórmigo, en el que se observa, según Leidys María Labrador Herrera, una excepcional confluencia de sus versos que califica hoy como un clásico del patrimonio lírico cubano.
En Santiago de Cuba
Se traslada para Santiago de Cuba con su esposa y tres hijos, dos de los cuales mueren tempranamente, donde continúa escribiendo y colaborando en algunas publicaciones periódicas como El Redactor y el Semanario Cubano; mediante los que obtuvo el acceso a la alta sociedad santiaguera, además de su renombre poético.
Ahora bien, no obstante a ser víctima de plagios, e incluso padecer robos de versos; su obra tuvo gran aceptación popular en su época.
El siboneísmo en El Cucalambé
El siboneísmo fue una escuela literaria relacionada con la política del momento. Sus integrantes utilizaron como símbolos e imágenes literarias al indio y su contexto para expresar la situación de las clases más humildes en la isla y la falta de libertad. De ella es Nápoles Fajardo, su máximo exponente, aunque publicó un solo artículo en la Piragua.
La décima es el camino
Sus composiciones, según Carlos Tamayo experimentaron un proceso de folclorización, dado que el autor, no cantaba para el guajiro, sino desde este, como bien afirmó Cintio Vintier: “era el cantor de los campos de Cuba, poeta popular de cepa campesina y de probada cultura”.
Es por ello que entre sus aportes destaca que popularizó la décima culta, tanto en su vertientes escrita como oral; con esto logra que la décima popular afianzara sus raíces dentro de la cultura cubana y llegara a ser columna vertebral de nuestro folclor campesino.
Su muerte precoz, a los 32 años, no impidió que se convitiera en el más importante cultivador de la décima y la espinela en el siglo XIX cubano.
Bibliografía
Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias de Cuba. Diccionario de la Literatura Cubana. Editorial Letras Cubanas. La Habana, 1980.
Labrador Herrera, Leidys María. El cucalambé en la «cubanización» de la poesía. Periódico Granma del Miércoles 3 de julio 2019.