El homenaje a Rubén Batista y el enfrentamiento estudiantil en Camagüey

Foto: Tomada de internet
Share on facebook
Share on twitter

Por: Ricardo Muñoz Gutiérrez

En la mañana del 15 de enero de 1953, el busto de Julio Antonio Mella, erigido frente a La Universidad de La Habana, amaneció mancillado por elementos reaccionarios; ese mismo dias, los estudiantes salieron en manifestación de protesta desde la misma escalinata de la Universidad por la calle San Lázaro. Las fuerzas represivas del dictador Batista arremetieron contra la misma hiriendo a 12 jóvenes, entre ellos a Rubén Batista Rubio; que murió el 13 de febrero. Los funerales, el 14 de febrero, se convirtieron en una gran manifestación de protesta contra la dictadura.

En Camagüey, la Asociación de Estudiantes del Instituto de Segunda Enseñanza de Camagüey, acordó declarar luto por 72 horas, organizar un velorio y entierro simbólicos, simultáneamente con el de La Habana; y visitar a los propietarios de cines y de centros de espectáculos públicos para lograr el cierre, como muestra de su adhesión al luto estudiantil.

El acuerdo fue apoyado por los estudiantes de la Escuela Profesional de Comercio, la Escuela Normal para Maestros, la Juventud Ortodoxa Chibasista, asociaciones y sectores sociales.

Una comisión visitó la mueblería Gumer y su gerente prestó 210 sillas de tijeras y el dueño de la funeraria Bueno y Cía. facilitó un ataúd, cuatro candelabros, dos pedestales, dos crespones y cuatro velas.

El 14 de febrero, en el portal del Instituto de Segunda Enseñanza, hoy Instituto Preuniversitario Álvaro Morell, se organizó el velorio que despertó la curiosidad de muchas personas; las cuales se dirigían a una feria agropecuaria mexicana, instalada en el cercano Casino Campestre.

Según el historiador Francisco Luna Marrero, “… el ataúd fue rodeado de candelabros y cubierto con la bandera cubana. Las sillas fueron colocadas en la acera y la calle donde se encontraban los estudiantes y el pueblo…”. Mientras, los participantes se turnaban para realizar la guardia de honor, la policía y el ejército rodearon a los reunidos y los atacaron para dispersarlos. Los estudiantes se defendieron… los planazos de los represores, los palos, las piedras y los gritos de ¡Abajo Batista! de los estudiantes, reinaron en el portal y los alrededores del Instituto.

“… la policía golpeó indiscriminadamente a los jóvenes presentes, uno de ellos de apellido Sabatés, hijo de una rica familia, que entre otros negocios representaban y distribuían productos de tocador, como la pasta dental Gravi y el jabón Camay; para evitar los golpes invocó su apellido, pero el policía siguió golpeándolo aludiendo su gusto por el jabón Palmolive y la pasta dental Colgate, productos que competían en el mercado.”

También la policía detuvo a varios jóvenes. La población apoyó a los jóvenes estudiantes y condenó la brutalidad de los esbirros.

El 17 de febrero se hicieron declaraciones públicas explicando lo ocurrido y se decretó un paro estudiantil de 72 horas, en protesta por la represión. El periódico estudiantil El Bayardo camagüeyano publicó fotos de la manifestación, donde fue herido Rubén Batista, e incluso, la del probable asesino con un revolver en la mano.

Cándido González Morales y Rodríguez Manso, máximo dirigente provincial y del municipio Camagüey de la Juventud Ortodoxa Chibasista, respectivamente, enviaron un telegrama a la sección de Babel de Mario Kuchilán en el periódico habanero Prensa Libre:

“Juventud Ortodoxa Chibasista condena enérgicamente salvaje agresión estudiantes y juventud camagüeyana con plan de machete, en velorio simbólico Rubén Batista. Esto indica la medida del clima de libertad que tiene Cuba y desmiente la continuada y pagada campaña demagógica de la dictadura blanda.”

Este fue el primer enfrentamiento violento entre estudiantes y la dictadura en la provincia.

Fuentes:

-Luna Marrero, Francisco: La lucha contra Batista del 52 al 58. Tomo I. Editorial Ácana, Camagüey, 2008. p. 46.

-Rodríguez Manso, Humberto: Cándido González Morales: un revolucionario sin tacha.  Editorial Ácana, Camagüey, 2008. p. 35.

Más relacionados