El Patio de los Laureles. El idilio de Mella y Olivín.

Fotos: Cortesía de la autora
Share on facebook
Share on twitter

Julio Antonio Mella y Olivia Margarita Zaldívar (Olivín) se conocieron en el propio accionar de los jóvenes de vanguardia de la UH. Ella del Camagüey, él de La Habana, ambos estudiantes de Derecho y líderes estudiantiles se enamoraron a plenitud.

El carácter rebelde y determinado de Olivia unido a una belleza singular prendió para siempre el corazón del joven Mella, distinguido por su inteligencia, intrepidez y un físico dotado de un porte atlético, alto, de una sonrisa encantadora como pocos.

Olivín se enfrentó a las incomprensiones familiares, este joven de ideas comunistas, hijo natural, fuera del matrimonio de Nicanor Mella, su padre, sin el apellido paterno, solo portaba el de su madre Cecilia MacParland, además de tez mestiza, determinaron la oposición del padre Oscar Zaldívar Peyrellade, agrimensor, propietario de tierras, casado con Olivia Freyre Cisneros mujer culta y destacada pianista.

La boda

Mella de 21 años, Olivín de 20, se desposaron el 19 de julio de 1924. Se realizó la ceremonia en el Juzgado Municipal del Norte de La Habana, ante la presencia de la madre Olivia, y la ausencia de Oscar el padre de la novia. Como testigos la tía política Susana de Varona y su esposo, este último firmó antes que llegaran los novios y se fue. Realmente, no hubo una participación familiar positiva, ni de alegría, ni aceptación. Desde el inicio el matrimonio fue signado por la descortesía de la casa de la joven recién casada.

Los enamorados disfrutaron su luna de miel en Camagüey, justo en la residencia de los padres de la novia, en el barrio de La Vigía, en la Avenida de los Mártires no. 135, hoy 372.

Actividad política estudiantil de los recién casados

Ambos participaron en el liderazgo del Movimiento de Reforma Universitaria, en las asambleas de la Federación Estudiantil Universitaria, en el Primer Congreso Nacional de Estudiantes, en la fundación de la Universidad Popular José Martí y de su claustro de profesores.

Si bien Mella tuvo una vida intensa políticamente contra el imperialismo norteamericano, a favor de la soberanía de Cuba, al fundar además el primer Partido Comunista y la sección cubana de la Liga Antimperialista de las Américas, Olivín se interesó por las luchas de los portuarios, sus problemas, igualmente se preocupó por los desclasados, sufriendo incluso el rechazo de profesores por su diáfana afiliación radical.

Los enjundiosos investigadores Adys Cupull y Froilán Gómez subrayan que, ante la detención de Mella por sus actividades políticas, allí la reacción valiente de la esposa, golpeando con su cartera el ojo del policía pávido. Ella responsabilizó a Gerardo Machado de cuanto le sucediera a su esposo en la cárcel. De hecho, la Zaldívar movió influencias, por lo que pintaron la cárcel, colocaron catres, mesa para comer y le permitieron visitas.

Del amor, el fruto esperado

El primer bebé de Mella y su esposa, una niña, murió al nacer. Ambos en México. Volvió a quedar embarazada y nació Natasha, el 19 de agosto de 1927. Las penurias económicas, impulsó a Julio Antonio irse a los Estados Unidos a buscar empleo y sustentar a su niña, a su esposa. Olivia decidió estar con su esposo en Estados Unidos, pero decidió quedarse en Cuba ante presiones familiares de seguridad para el segundo bebé, el único logrado, lo cual aceptó.

Los investigadores, Cupull y González, permiten advertir la opinión de un escritor mexicano, Rafael Carrillo, al respecto:

“Mella le pidió a Olivín en reiteradas ocasiones reconsiderar su partida, que sentía perderla; ambos estaban enamorados, pero ella pensaba más en su posición como futura madre y no fue lo suficientemente transigente en cuanto a la dimensión de los ideales de su marido, a los que no estaba dispuesto a ceder…”.

Sin embargo, Olivia le escribe a su esposo el 31 de agosto de 1928:

” […] el temor de lanzarme a la aventura con Natasha me sujeta y continúo esperando desde hace largo tiempo…Antier, día 29, también te recordé mucho, hacía justamente un año que nos separamos…A veces pienso que ya no nos volveremos a ver más. ¡Tiene la vida tantas cosas inverosímiles!

Espiritualmente siempre juntos

El 10 de enero de 1929 fue asesinado en México Julio Antonio Mella. Olivia, luego, se traslada primero a Estados Unidos, desde su posición de abogada y viuda manda a investigar el crimen. Se dirige después a México y declara a la prensa que visitó la tumba como un altar, y que no le importaba que cayera dándole el brazo a otra mujer, Tina Modotti, pudo ser su amiga de un día, pero ella fue su amor. Afirmó que si Julio Antonio tuvo tiempo de pronunciar un nombre cuando su cuerpo fue atravesado por las balas, ese nombre fue seguramente el de ella: OLIVÍN.

Bibliografía

Cupull, Adys y Froilán González. (2020) Julio Antonio y Natasha Mella: “Rencuentro al final del camino“, Editorial Ácana, Camagüey, Cuba.

Más relacionados