Cuando hablamos de patrimonio, usualmente nos referimos a los repertorios arquitectónicos, los conjuntos urbanos o la riqueza natural de determinados lugares, o a sitios donde ocurrieron sucesos históricos de gran relevancia; pero en pocas ocasiones nos referimos al patrimonio industrial, que es el conjunto de los bienes muebles, inmuebles y sistemas de sociabilidad relacionados con la cultura del trabajo, que han sido generados por las actividades industriales.
“En el caso nuestro hay un ejemplo emblemático: la industria asociada al ferrocarril. Es de lo más representativo del patrimonio industrial, porque cambió la ciudad, trajo un modelo de arquitectura, un modelo de urbanismo que puede ejemplificarse con repartos como La Vigía y La Zambrana; trajo una industria en sí, sui géneris, la ciudad ferroviaria, los conocidos talleres de Garrido -entre los más grandes de América Latina en su momento.
“Además, dejó un patrimonio documental importante, por ejemplo, la Revista Antorcha, de la cual se conservan varios ejemplares. También trajo desde la Estación Terminal de Camagüey hasta un grupo de apeaderos donde es posible palpar la huella del ferrocarril de manera tangible”, comenta José Rodríguez Barreras, director de la Oficina del Historiador de la Ciudad.
Un ejemplo que se puede encontrar en toda Cuba es el del patrimonio industrial relacionado con la producción azucarera, y Camagüey no es la excepción. “No menos importante, pues resulta muy valioso, es el Batey del Central Jaronú. Yo diría que es emblemático. Hoy mantiene su ingenio, el actual central Brasil, y el batey en buena condición.
“Creo que estos son los dos mejores ejemplos del repertorio industrial de nuestra provincia, los cuales están sometidos a procesos de conservación y restauración que son fruto de una mirada distinta para con ese patrimonio”, agregó Rodríguez Barreras.
El patrimonio industrial es el legado de las principales actividades de producción realizadas por los habitantes de los distintos territorios para avanzar en el desarrollo de la sociedad y está a la vista de todos, aunque a veces no seamos capaces de percibirlo y valorarlo en la medida justa, como una fuente de conocimiento, identidad e historia.