El Tercer Cuerpo del Ejército Libertador se constituyó en la Guerra de los Diez Años y estuvo hasta el final de la Guerra del 95, teniendo como base de operaciones la provincia de Puerto Príncipe, Camagüey.
El 10 de octubre de 1895 el General de Brigada José María (Mayía) Rodríguez recibió el mando del Tercer Cuerpo, de Camagüey. Al frente de dos regimientos de caballería dio cobertura a la columna invasora al mando del Mayor General Antonio Maceo en su marcha por la provincia agramontina.
Al partir el Generalísimo Máximo Gómez de Camagüey, para la preparación de la campaña invasora (30 de octubre de 1895) el entonces coronel Javier de la Vega Basulto quedó bajo las órdenes del Mayor General Mayía Rodríguez y colaboró en la reorganización del Tercer Cuerpo de Camagüey.
En 1896, de la Vega, fue nombrado Jefe militar del Camagüey, sustituyendo temporalmente a Gómez, mientras estaba en Oriente.
Desde la historia militar una victoria decisiva
Entre los días 17 al 28 de octubre de 1896, el Tercer Cuerpo del Ejército de Camagüey combinado con fuerzas del Segundo, atacaron el pueblo de Guáimaro, bajo el mando del Mayor General Calixto García Íñiguez. La plaza contaba con fuerte principal, el Mella, en lo alto de la loma Gonfau y ocho fuertes secundarios, el cuartel de infantería, la iglesia fortificada y otros edificios en el centro del poblado.
Se llevó a cabo un ataque que permitió la sorpresa. El fuerte fue tomado. El día 26 el Tte. Coronel Carlos Masó llegó con proyectiles después de diez días de marcha.
En la mañana del día 27, la artillería mantuvo el fuego sobre blancos decisivos. A las 18:30 h. se inició el asalto general y todas las posiciones enemigas fueron cayendo en poder de los patriotas, con excepción del cuartel y del hospital militar.
A las 08:30 h. del día 28, el Gobierno de la República en Armas entró en el pueblo. García ordenó emplazar una pieza fuerte al cuartel y dio un ultimátum para su rendición; el jefe español gravemente herido, la aceptó, aunque firmó su segundo, el capitán José Rosario. Fueron hechos prisioneros y luego liberados los sobrevivientes. El botín obtenido: 200 fusiles, 100 000 cartuchos, ropas, víveres, medicamentos y otros efectos. Antes de abandonar el pueblo los insurrectos lo destruyeron.
Reconocimiento popular durante la primera República
Estas huestes libertadoras formaron parte del distintivo Consejo Territorial de Patriotas y Veteranos de Camagüey, del cual el Mayor general de la Vega Basulto fungió como presidente. El pueblo de a pie reconoció su actuar digno y desigual frente a las tropas del colonialismo español.
En consecuencia, fueron objeto de veneración y respeto por diferentes generaciones, aquellos que, mirando desde lejos una Patria con todos y para el bien de todos, no escatimaron ni sus propias vidas a favor de esa conquista, al instante, frustrada.
Legado
Su alcance moral les permitió ser faro contra las corrupciones administrativas gubernamentales. Sus voces y presencia lideraron protestas públicas, demandas de justicia e inclusión social, y delinearon el pensamiento avanzado de las posteriores cartas constitucionales. Sus vidas constituyen el abono imprescindible de los principios virtuosos de hoy.
Bibliografía
Diccionario enciclopédico de Historia Militar de Cuba, (2014) Tomos I y II. Casa editora Verde Olivo, La Habana, Cuba.