El año 1898 es intenso en acontecimientos encontrados. El 15 de febrero estalló el buque estadounidense el Maine, asunto que promovió la autorización y poderes para adoptar medidas para que permitieran “el completo y definitivo término de las hostilidades entre el gobierno de España y el pueblo cubano”. Lo cual se necesitaba las fuerzas navales y militares del país. Estados Unidos intervino en abril y terminó la guerra en agosto con un cese al fuego sin la presencia del mambisado cubano.
Justo después, las autoridades norteamericanas prohibieron que el Ejército Libertador entrada a las ciudades que los españoles acababan de rendir y en algunos lugares dejaron a los oficiales españoles en posiciones de poder. De igual manera, el Ejecutivo norteamericano proporcionaba raciones alimentarias a los combatientes ibéricos, mientras los cubanos continuaron librados a su propia suerte, en circunstancias cada vez más difíciles.
Ciertamente una Revolución inconclusa
En octubre del año 1898 para dar continuidad a lo que se acordó en la Constitución de la Yaya, el componente civil de la Revolución convocó a una Asamblea que se conoce como la Asamblea de Santa Cruz del Sur. Esta asamblea sustituyó al Consejo de Gobierno y tuvo como objetivo primordial defender la independencia absoluta frente a lo que ya se avizoraba.
En este contexto nacional el 30 de noviembre de 1898 el General de División Lope Recio Loynaz con parte de las fuerzas del Tercer Cuerpo entró a Puerto Príncipe. La prensa recoge que en la mañana de ese inolvidable día entró por La Caridad el antes mencionado ejército, tremolando sus banderas, pisando flores que caían del suelo y conmovidos ante el estruendo del Puerto del Príncipe.
Durante la República el pueblo continuó recordando y tributando a los sobrevivientes del mambisado que entraron por la Caridad ese día. El Centro de Veteranos era el lugar idóneo para beber de los manantiales libertarios. Las entrevistas de profesionales y de otros, interesados en conocer la Historia de Cuba, se dieron cita año tras año en ese cenáculo.
Testimonio gráfico de gran valor
La prensa en el año 1927 recordó y visibilizó con una instantánea a los sobrevivientes. Se destacan en la imagen: de izquierda a derecha y de pie: capitán Federico Varona (Chirico), sargentos: Juan Álvarez, Pedro Montalván, Leoncio Bonora, cabo: Francisco Gómez, cabo: Pedro Padrón, sargento: Manuel Marrero, Alfredo Alberto Morales Casalís, soldado: Manuel Basulto, capitán: Federico Cotrina Morales, soldado: Amparo Gómez, capitán: Manuel Padrón, soldado: Américo Silva, sargento: Miguel Ángel Boza, sargento 1ro: Antonio Serrano, teniente: Bartolomé Fernández. Sentados: teniente: Emiliano Agüero Varona, teniente coronel: Manuel Fernández Barroso, teniente coronel: Francisco Caballero Loynaz, teniente coronel: Ángel Castillo Quesada, coronel; Luís Suárez Suárez, coronel: Juan Manuel Zayas Bazán, comandante: Dr. Francisco Cossío, teniente coronel: Nicasio Fernández y capitán Porfirio Padilla.
Los datos anteriormente expuestos tomados de la prensa al contrastarlos con investigaciones de mayor alcance de análisis documental y de fuentes primarias permitieron corroborar los datos. La mayoría coincide salvo algunos detalles en los grados militares.
Trascendencia
En las diferentes enseñanzas, desde el tránsito de la primaria hasta la universidad, forma parte de la cultura general integral el conocimiento de la historia de la localidad. En consecuencia, el tributo sincero a los que se colocaron en la línea del frente desafiando los contextos de colonialismo en diferentes períodos y plazos históricos es esencia del rostro de la nación cubana.
Bibliografía
Rodríguez, Rolando (2007) Cuba; Las máscaras y las sombras. La primera ocupación. Tomo I. Editorial Ciencias Sociales, La Habana, Cuba.
Ferre, Ada: (2011) Cuba insurgente. Raza, nación y revolución 1868-1898. Editorial Ciencias Sociales
Periódico La Región, Camagüey, 1927.
