Enrique José Varona y Pera, imprescindible intelectual cubano

Foto: Archivo OHCC
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Enrique José Varona, fue una personalidad multifacética  de la vida intelectual del país, aportó su talento a esferas de actividad como la literatura, la sociología, la psicología y la filosofía; al ser una figura de reconocido prestigio académico y político. Doctor en Filosofía y Letras,  además de ensayista, pedagogo y mentor de la generación de 1930.

Nació el 13 de abril de 1849 en Puerto Príncipe, actualmente Camagüey. Sus primeros estudios los realizó en su ciudad natal, igualmente la segunda enseñanza en las Escuelas Pías. A temprana edad comenzó el aprendizaje de idiomas, y con el tiempo llegó a dominar el latín, el griego, el inglés, el italiano, el francés y el alemán.

Desde pequeño evidenció ser un gran estudioso y en la vasta biblioteca existente en su casa entró en contacto con los clásicos de la antigüedad griega y latina; también con los españoles y con los escritores modernos.  Obtuvo el título de Bachiller en el Instituto de Matanzas en 1891 y el de Licenciado en 1892,  por la Universidad de La Habana. Hombre público cubano que desempeñó un importante papel en el pensamiento cubano de principios del siglo XX.

Siempre estuvo al servicio de los problemas de Cuba en la etapa de transformación hacia la modernidad, alertando de las condiciones desfavorables  en que se encontraba el país ante el desarrollo industrial de otros países, así como de las medidas en el plano económico y político para integrar la isla al proceso de desarrollo.  Fue uno de los intelectuales de la Isla más influyentes en los finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX.

Fundador del Partido Conservador, el cual presidió, acompañó como vicepresidente al Mayor General Mario García Menocal cuando este fue electo presidente de Cuba. En 1868 se incorporó a la lucha independentista en los campos cubanos y volvió a su hogar por motivos de salud.

Comenzó a destacar con sus trabajos literarios en los periódicos El Panal, El Triunfo, Revista de Cuba y en la Revista Cubana, fundada por él en 1885-95. En 1880 dictaba ya en la Academia de Ciencias sus Conferencias filosóficas, divididas en tres partes: Lógica, Psicología y Moral. En 1883 publicó los Estudios literarios y filosóficos, quizá la obra más significativa de su ideología.

Sus aficiones por la literatura empezaron desde muy temprano, como evidenció el premio otorgado por el Liceo de Puerto Príncipe a su Oda con motivo de la muerte de Gaspar Betancourt Cisneros, presentada a los primeros juegos florales, en 1868, y en ese mismo año inició igualmente sus colaboraciones literarias en El Fanal, de la propia ciudad.

Escribe en Patria dos documentos muy significativos Cuba contra España y El fracaso colonial de España. Estos documentos expresan el pensamiento y las actitudes de los patriotas cubanos. Varona es considerado para entonces como el filósofo del separatismo.

Su labor

Dirigió el periódico Patria al morir José Martí. Publicó libros de poesía y ensayo, y numerosos artículos periodísticos. Fue miembro de la Academia Nacional de Artes y Letras, de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, y de la Sociedad Antropológica de Cuba, de la cual ostentó el cargo de Presidente, así como Catedrático Honorario de la Universidad de La Habana y Presidente de Honor de la Academia de la Historia de Cuba. Integró el Consejo de Redacción de la Revista de la Facultad de Letras y Ciencias, de la Universidad de La Habana.

Tuvo notable influencia en la Educación cubana luego del cese de la dominación española sobre la Isla. Valoró la situación retrasada de Cuba y los efectos negativos producidos por la guerra, esto hacía que se necesitara suministrar al pueblo de elementos formativos, instructivos y educativos que, tomados incluso de otras experiencias o contextos y reevaluados en este escenario, permitieran a la república alcanzar un desarrollo económico que hiciera posible mejoras de vida entre los hombres. Su ideario pedagógico reflejaba  la necesidad de formar profesionales, técnicos y obreros para el desarrollo del país.

Fue profesor universitario y notable ensayista y filósofo. En la apertura del curso escolar de 1903-1904 sentenció “La pesquisa de la ciencia ha de ser desinteresada, pero desinteresada no quiere decir indiferente. Ha de animarla  y moverla el alto y claro propósito de que sus adquisiciones se encaminen al mejoramiento del hombre, al bien de la Patria, al mejoramiento de la civilización que es la manera que tienen los pueblos de contribuir con su cuota individual al mejoramiento de la humanidad“.

Dictó numerosas conferencias acerca de los temas más variados, como la referida a El imperialismo yanqui en Cuba que pronunciara en la Academia de Ciencias de La Habana en 1921, y prologó distintos libros, entre ellos las Poesías de Luisa Pérez de Zambrana, publicado en La Habana, en 1920. Sus obras han sido traducidas al inglés, al francés y al italiano. Colaboró en numerosas publicaciones nacionales y extranjeras. Resultó en ícono de la juventud cubana de la década de 1930  por sus principios. Falleció en la Habana, 1933.

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