Armonía y corazón se pone en la fabricación de cada instrumento musical, por eso, el 23 de diciembre de 1976 en el municipio de Minas, surge la Fábrica de violines de Camagüey; como idea de Álvaro Suárez Rabinal, carpintero de oficio pero lutier de forma autodidacta, quien por un amigo violinista comienza a estudiar de forma autodidacta la construcción de violines.
El inicio de la fábrica fue con la idea de establecerla como un taller para enseñar a los jóvenes interesados en el oficio, luego, se le presenta la idea al Comandante Juan Almeida Bosque en una exposición de los violines elaborados en el taller, siendo aprobada la construcción en Minas de la Fábrica; con el propósito de dedicarse a la producción de violines, tres, guitarras y requintos. Estas producciones sirvieron para abastecer durante varios años a nuestras escuelas de artes, Casas de Cultura y para la venta a la población.
Pausas y voluntades
Pero al llegar el “periodo especial” comenzaron las carencias materiales y disminuye considerablemente la producción, pues las materias primas y herramientas para fabricar violines y demás instrumentos, eran importadas.
Para el 2002 se inserta el turismo en su gestión, al comenzar a formar parte la visita a la Fábrica de una ruta turística, por lo atractivo que resulta la fabricación de violines; ya que es un proceso totalmente manual. Durante este periodo se diversifica su producción, realizando también suvenires para satisfacer la nueva demanda del turismo.
Pero la falta de materiales y herramientas continuaron siendo la principal dificultad, por eso el proceso productivo ha sido intermitente en diferentes etapas. Pero la pasión y los deseos de hacer siguen latiendo en el pequeño municipio camagüeyano de Minas, en el que notas ejecutadas por un violín, siempre reciben al visitante.


