Ernesto Lucas Ruiz, El Americano

Foto: Archivo OHCC
Share on facebook
Share on twitter

Por: Ricardo Muñoz Gutiérrez

Ernesto Lucas Ruiz nació el 20 de febrero de 1907 en la finca San Cayetano en el municipio Camagüey; sus padres Fermín y Anastasia eran españoles. Aprendió las primeras letras en la escuela rural cerca del lugar. A los diez años la familia se mudó a la ciudad de Camagüey, donde posteriormente comenzó a trabajar de mensajero y repartidor de cantinas, en la cocina que elaboraba y vendía su mamá. Con ese dinero se pagó sus estudios en una academia particular, donde alcanzó el sexto grado.

Su personalidad

Le gustaba la caza y practicaba el boxeo. Era alegre y apacible, con la sonrisa siempre en los labios; pero, de un temperamento enérgico. Los que lo conocieron lo apreciaban.

A los 22 años viajó a los Estados Unidos buscando mejores condiciones de vida, era la época de la gran depresión o crisis del 1929-33 del sistema capitalista mundial y la dictadura de Gerardo Machado en Cuba. Regresó a los 31 años. Dominaba el inglés y sus amigos le llamaron El Americano.

Por algún tiempo trabajó de albañil, en el barrio La Vigía participó en la construcción de varias casas. En el año 1939 se casó con Verónica Roldán Vistel; de esta unión nació su única hija, Elba.

Una osada decisión

La muerte de Rodolfo Ramírez Esquivel, el 31 de diciembre de 1957, influyó en su incorporación a la lucha revolucionaria y se unió a algunos combatientes del Movimiento 26 de Julio en la lucha clandestina. En los últimos meses de 1958 sirvió como mensajero de la Columna nº 13 del Ejército Rebelde, bajo el mando del capitán Víctor Mora Pérez; para ello, utilizaba un camión que había adquirido.

En uno de los últimos viajes manifestó el deseo de quedarse en el campamento; pero, lo convencieron de que en la ciudad su labor era más efectiva.

El 31 de diciembre no regresó a su casa, su esposa le había enviado un papel informándole que dos miembros del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) de la dictadura se presentaron en la casa buscándolo; su vida corría peligro.

Luego del triunfo

La madrugada del 1º de enero el tirano huye; pero, hay que desalojar del poder a nivel nacional y local, a sus secuaces que pretender dar continuidad al régimen de los opresores. Las fuerzas revolucionarias organizadas y el pueblo, apresan a los asesinos y represores que tratan de huir del país o esconderse en disimiles lugares.

En la ciudad de Camagüey, con la caída de la noche, un síntoma de alarma comenzó a apoderarse de la ciudad. Disparos aislados y ráfagas de ametralladoras comenzaron a escucharse en distintos puntos de la urbe. Algunas postas fijas y carros con patrullas rebeldes eran atacados por francotiradores. Eran los odiados masferreristas, ensayo de un pequeño ejército paramilitar, extraído de lo más bajo del lumpen proletario, entrenado para asesinar al pueblo, y conocedor de que para ellos no había perdón, realizaban su última resistencia. Un grupo de ellos ocupan el Hospital Provincial, entonces en construcción, y se hacen fuerte.

En la mañana del día 3 enero una de las patullas revolucionarias fue atacada al cruzar frente al edificio en construcción, supuestamente por francotiradores; inmediatamente se generalizó un tiroteo que duró varias horas y terminó con victoria popular; pero en el que perdieron la vida Ernesto Lucas, El Americano y José Heriberto Larramendi Verdecia, rebelde de uno de los pelotones del Frente Camagüey.

Fuente: Sección de Investigaciones Históricas del Comité Provincial del PCC Camagüey: Síntesis biográficas de mártires camagüeyanos 1953-1967.

Más relacionados