Estocada de dolor al deporte cubano

Foto: tomada de http://www.radiohc.cu
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Han pasado 44 años desde que el pueblo cubano fue estremecido por la triste noticia del atentado del 6 de octubre de 1976, la patria perdía a aquellos campeones que viajaban en el avión 455 de Cubana de Aviación,  y a quienes Luis Posada Carriles y Orlando Bosch privaron de otras grandes hazañas y de la vida misma.

Entre las 73 víctimas del conocido crimen de Barbados   estaba el equipo nacional juvenil de esgrima, que regresaba a Cuba luego de conquistar todas las medallas de oro puestas en disputa en un certamen regional en Caracas. Dos camagüeyanas formaban parte de las campeonas, Inés Luaces y Milagro Peláez.

Inés Luaces, era una estudiante de estomatología nacida en Camagüey, contaba con 21 años en el momento del desastre, también traía medallas y gloria a su patria.

Esos tristes recuerdos aún viven  en la memoria de muchos deportistas de aquel momento, tal es el caso de  Juana Cristiá López.

Juanita, como es conocida esta ex­-atleta del Equipo Nacional de Tiro con Arco, hace analogía con su vida activa durante 15 años y comenta lo feliz que era para cualquier deportista entrenar cada día, preparase para una competencia y disfrutar de cualquier medalla o reconocimiento, por sencillo que fuera; se pone en el lugar de Inés Luaces, de las dos la que más cercana le resulta y suspira al pensar, que los terroristas no la dejaron disfrutar el sabor de sus distinciones doradas.

Según me contó, un familiar de Inés era comisionado de Tiro, aunque no tuvo mucho trato con ella porque su mayor tiempo de entrenamiento era en la Capital, el comisionado hablaba de la disciplina y talento con que ya despuntaba la esgrimista.

Cuando se dio a conocer su nombre entre las víctimas del sabotaje, siguió cada noticia y las imágenes desgarradoras del suceso a través de la televisión, pues las honras fúnebres fueron realizadas en La Habana.

Juanita siguió adelante con su carrera deportiva y en países del campo socialista conquistó preseas de oro, plata y bronce. Piensa que como ella, las esgrimistas del equipo cubano que murieron en el atentado de Barbados, habrían traído otras glorias al deporte cubano, pero la crueldad de los mercenario pagados por el Gobierno del Norte jugó una cruel estocada a nuestro pueblo, que a 44 años del seceso, no olvida el dolor y la injusticia; mientras honra la memoria de aquellos hijos de Cuba.

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