Por: Carlos de Jesús Hernández Fernández y Gisell Bárbara Pons Aguilar
Desde su creación a finales del siglo XX la obra mural ha estado expuesta a los agentes de deterioro. En la intervención del año 2021 en la tienda el Pozo de Gracia, se estudiaron y analizaron los agentes contaminantes y alteraciones de la pintura mural ahí existente; con vista al estudio, diagnósticos y tratamientos de conservación.
En el caso del diagnóstico a un mural se complejiza por su relación con la arquitectura. Un punto a tener en cuenta a la hora de realizar el examen y documentación de esta manifestación.
De la obra se pueden mencionar los factores humanos o daños antrópicos, dados por la circulación de personas en la acera y el roce que se provoca por objetos diversos. Así como el juego de niños y jóvenes que utilizan el área de la plazuela de Bedoya como campo de recreo para jugar pelota y fútbol, afectando el mobiliario público y en particular la fachada que atesora el mural.
La alteración y el deterioro de los diferentes materiales que componen la obra mural, están ligados tanto a los procesos naturales como a las características fisicoquímicas del material y del medio en que se encuentra.
El diagnóstico
Las condiciones térmicas y las radiaciones lumínicas, provocada por la luz solar, han ocasionado con el tiempo el debilitamiento de los colores. En las pruebas se utilizaron aplicaciones para dispositivos móviles con las funciones de luxómetro, medidor de radiación ultravioleta y colorímetro. En este último se tomaron medidas para comprobar la reflexión especular de los rayos del sol sobre el pavimento.
La plazuela se caracteriza por ser un área muy abierta, comportándose el asoleamiento de forma tal que refractan los rayos del sol sobre el pavimento (resplandor), ayudando a este incremento el hecho de no tener áreas verdes. La acción de los rayos ultravioletas hace palidecer los pigmentos[1] orgánicos y favorecen la oxidación de los aglutinantes[2], volviéndolos vidriosos. Al estar la obra de cara al Este y teniendo en cuenta la dirección dominante del viento del Este y Noreste, también provoca la erosión de la capa pictórica por el viento, sobre todo cuando este viene cargado de partículas de arena o polvo. La acción de la lluvia constituye asimismo un factor a considerar.
El estado de conservación de los diferentes estratos que conforman la obra mural en cuestión era regular, pues presentaba perforaciones en la capa de enlucido[3]. La capa pictórica presentaba faltantes, descamación y grandes zonas de capas de mezcla de cemento, producto de los trabajos de intervención capital llevados a cabo en la bodega. Rayones, escritura de grafito, manchas de pintura vinyl, gran acumulación de polvo; entre otras afectaciones.
Para la restauración
A través de la historia, en la restauración de las obras pictóricas, se han aplicado diferentes procedimientos, donde han primado los criterios de la época. Los objetivos perseguidos en la actualidad son devolverle a la obra su legibilidad desde el punto de vista estético, preservando sus valores documentales intactos, sin eliminar aportaciones de otras épocas por el testimonio que estas suponen, siempre y cuando no degraden su materia física.
Es por ello que se tuvo en cuenta los principios éticos en la intervención de la obra, empleo de materiales compatibles con los originales, estables y reversibles, para evitar daños adicionales y facilitar futuras intervenciones. No hacer reintegraciones hipotéticas o por analogías y que estos sean fácilmente reconocibles, para evitar confusiones miméticas y falsificaciones, preservando la unidad potencial de la obra en su conjunto. Ejecutar una buena diagnosis previa a la restauración y documentar debidamente las actuaciones.
Para la estrategia de conservación se planteó mantener un seguimiento y control sobre el inmueble (cubierta, revestimientos), así como de la capa de protección y de la película pictórica. En la planificación del mantenimiento constructivo y de pintura en muros se debe tener cuidado en no dañar y ensuciar la superficie de la obra para evitar intervenciones sucesivas.
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[1] Cualquiera de las materias colorantes que se emplea para pintar. Los colores pueden ser de naturaleza animal, vegetal, mineral, o sintética. Son insolubles. Los pigmentos se presentan, en general, en forma sólida como gránulos, y se han de mezclar con un vehículo o aglutinante para su aplicación.
[2] Sustancias que mantienen las partículas tanto de los pigmentos como de las cargas inertes, unidas entre sí, cohesionadas, u con el soporte o la capa anterior. El tipo de medio determina la técnica pictórica o artística (pintura al óleo, a la cola…). Los aglutinantes pueden ser sustancias orgánicas naturales y sintéticas, o inorgánicas (como la cal de la pintura al fresco, el silicato potásico de la pintura al silicato, y los silicatos y fundentes de los esmaltes sobre cerámica o metal).
[3] (Intonaco, jarrado, jaharrado). En general, capa de yeso, estuco u otra mezcla que se da a las paredes de una casa con objeto de obtener una superficie lisa. Específicamente, capa fina que se aplica sobre el enfoscado y sobre la que se pinta, húmeda y recién puesta, en la pintura al fresco.