Feliz día del clown

Foto: José A. Cortiñas Friman
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El próximo febrero, cerca del cumpleaños de la ciudad, Adiel Morales Rodríguez y Denia Rodríguez León, celebrarán 19 años de vida artística. Seguro estos nombres no le dicen mucho, pero si les digo Cebollita y Florecita, entonces sabrán que les hablo de esos simpáticos personajes, tan queridos por los niños, a quienes queremos homenajear por el Día Internacional del Clown desde la Oficina del Historiador.

Cuando nacieron sus personajes, en el proyecto Corazón Abierto, del Centro povincial de la Música, no imaginaron que llegarían tan lejos, pero la autopreparación constante y sus 4 niños, fueron la inspiración y la savia para enriquecer sus diálogos y espectáculos, los que siempre renovados; ofrecen a chicos y padres para hacer que la risa y la alegría nos llenen de amor por la ciudad, la vida y el patrimonio.

Cebollita

Aparejado a su nombre artístico va el llanto, una gran nariz con espejuelos le permiten unas lágrimas exageradas, como la cebolla hace llorar, pero de risa.

Al ponerse a la altura de los niños, siempre ofreciéndole una buena enseñanza entre juegos y bromas, este actor nos muestra talento y creatividad. Asegura que su profesión es más que un traje y con seriedad ofrece un ejemplo irrefutable.

“Vestir de cirujano, piloto o bombero no te convierte en uno de ellos, por eso vestir de colores y con nariz roja no es todo”. Hay que vivir el estado de clown que es como estar embriagado y hacer una actuación que dignifique esa labor tan difícil, pues bajo cualquier circunstancia su personaje debe agradar.

Insiste en la preparación diaria porque eso es respeto al público y consolida su trabajo, juega y disfruta en cada escenario sin ningún temor y aunque por momentos alguien usara el termino payaso como despectivo o lo creyera loco, por sus expresiones marcadas, asegura que nada de eso disminuye su amor por los niños, que son su público estrella.

Muy populares

Sin dudas, Denia y Adiel no solo son populares entre sus seguidores, sus vecinos también los adoran y eso pude apreciarlo en su casa, mientras intentábamos conversar para escribir esta crónica, que fue interrumpida muchas veces por diferentes motivos, los que demuestra la calidad humana que alimenta a sus personajes.

Florecita

Ella es una muñequita y no una payasa como algunos piensan, más calmada y dulce, así como la vemos en la escena, es la contraparte del travieso Cebollita. Soñó alguna vez con ser bailarina, pero sus rodillas no le permitieron continuar en la danza, por eso baila con el corazón.

El amor por la Ciudad de los Tinajones es una emoción que marca sus actuaciones, han tenido propuestas para trabajos en la capital, pero adoran su ciudad y público; están de acuerdo en quedarse para recibir el saludo al pasar por una calle del terruño o de aguardar a la sombra de una vieja plaza.

Por eso durante este tiempo de pandemia sin salir a escena, han preparado una serie de mensajes de bien público titulada: “No hagas eso Cebollita”, que va dirigida a los niños y les orientan sobre el cuidado de la ciudad.

Dos salidas al extranjero movieron sus sensibilidades por niños que no cuentan con protección social, como fue el caso de los haitianos tras los sucesos del terremoto. En sus ojos afloran las lágrimas al recordar a aquellos niños con tantas pérdidas  familiares y a los que lograron arrancar una sonrisa.

Una interrupción

Cebollita nos interrumpe, para respaldar las vivencias y conmovido recuerda desgarradoras escenas junto a algunos pequeños, que, al encontrar el campamento de la brigada artística cubana, no tenían para donde ir y convivieron con ellos los 36 días que duró la gira, compartiendo los alimentos, las ropas, el agua y sobre todo, el cariño.

La otra salida fue a Venezuela, para preparar lo que hoy es la misión de cultura Barrio Adentro, allí también llevaron sus saberes y espectáculos, para buscar en la enseñanza artística la espiritualidad de los más pequeños.

Amor y profesión

Su relación los une en el amor y la profesión, la fórmula  vital es el respeto. Dice Cebollita que cada uno defiende el trabajo y las propuestas del otro, aunque el dedica más tiempo a sus creaciones audiovisuales, elaboración de folletos educativos y como le gusta cantar, pues también pone voz y letra a muchos de los temas que conforman sus presentaciones.

Sin reparar en el tiempo han pasado más de dos horas, entre dos aromáticas tazas de café, ha sido muy grata la estancia y la compañía, pero debemos poner un punto final a nuestro encuentro.

Me ofrecen sus dos últimos folletos educativos, en forma de pasatiempo, con juegos sobre la ciudad y sobre la prevención de la Covid y recomiendan que, si algún niño busca el tema, pueden venir a su casa que ellos tienen más para regalar.

Pude ver cómo han aprovechado este tiempo, tienen varios repertorios listos para estrenar próximamente y están ansiosos por salir a escena, mucho han regalado con su espiritualidad a esta tierra esos dos artistas, por eso creo justa la elección de homenajearlos desde la OHCC y desearles: ¡Feliz Día Internacional del Clown!

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