Francisco Agüero y Duque Estrada y la palabra escrita

Foto: Archivo OHCC
Share on facebook
Share on twitter

La palabra escrita en El Camagüey del siglo XIX tuvo en Francisco Agüero y Duque Estrada a uno de sus mejores exponentes. Sus facetas como escritor, periodista y benefactor de ese arte son una clara evidencia de su pasión por las letras.

El comienzo de una pasión

El amor por las letras se puede observar en él desde muy temprano, dado que con corta edad mostró dotes de escritor. Dicho camino lo llevó a ser colaborador asiduo en el periódico El Fanal, y también a la fundación junto con Francisco Peyrellade, del Aguinaldo Camagüeyano, el cual tenía como objetivo captar a los poetas principeños.

Por sus ideas es tildado como un elemento hostil al gobierno, dado que era integrante de la Sociedad Libertadora de Puerto Príncipe, fundada en 1849, para fomentar la Revolución y de la cual fue uno de sus miembros más activos.

Igualmente participa y comanda una de las partidas que operó parelamente a la de Joaquín de Agüero, en la zona comprendida entre Las Yeguas y El Cercado. Sin embargo, debido a la reacción que produjo el acontecimento de Las Tunas, esta es perseguida y disuelta.

Logra embarcar y huir hacia Nueva York junto con otros compañeros, donde posteriormente trabaja como colaborador en la prensa de la emigración cubana. En dicha ciudad escribe en 1853 la primera biografía de Joaquín de Agüero, la cual publica en el periódico La Verdad -suplemento del consejo de gobierno cubano, organizado por la emigración criolla.

Algunas obras

Entre las obras de Agüero se encuentran, como menciona la historiadora Bárbara Oliva, Meditaciones y Recuerdos, A la razón, Al Confluyente del Tínima y Hatibonico, El Padre Valencia y La Caridad Cristiana.

De regreso a Cuba, se vincula a la enseñanza; mientras que la Sociedad Filarmónica le concede el título de Socio Facultativo de la Sección de Literatura, y en 1860 le fue otorgada su dirección.

Un nuevo marco de acción

No obstante, la pasión por las letras va mucho más allá cuando, según el investigador Saulo Fernández Núñez, se convierte en uno de los favorecedores, protectores del poeta negro esclavo principeño Juan Antonio Frías, dedicándole un soneto divulgado en el periódico El Fanal de Puerto Príncipe del 4 de diciembre de 1856, el cual también tuvo cierta participación en la Guerra Grande.

Conclusiones

Aunque su cuerpo quedaría inmovilizado por una parálisis, su mente no, pues ayudado por sus hijas y amistades, poudo realizar una prolífera obra en apoyo a la incorporación de los camagüeyanos a la nueva gesta.

Bibliografía

– Agüero y Estrada, Francisco (El Solitario). Biografía de Joaquín de Agüero. Impresiones Ricla. La Habana, 1935.

– Grajales Milián, Iván Gabriel y Yessy Villavicencio Simón. Cuatro poetas en la crítica literaria publicada por la prensa colonial de Santiago Cuba. Isla, No. 191(2018); 69-86.

– Labrada Rodríguez, Eduardo. La prensa camagüeyana en el siglo XIX. Eidtorial Oriente, Santiago de Cuba.

– Oliva, Bárbara. El Solitario, una pluma distinguida en la ciudad. www.ohcamaguey.co

Más relacionados