Por Yaneli Acosta Galindo y Daris Rondón Laurencio
Tras los sucesos del Moncada la toma de conciencia de la necesidad de cambios sustanciales en el país se incrementó en el territorio aglutinando alrededor de estas ideas a los sectores más radicales.
Sin dudas fue expresión de la radicalización que el movimiento revolucionario iba cobrando y por ende en el contexto local en donde fue fuerte el movimiento de apoyo a la lucha pro-amnistía en la que la presión popular nacionalmente obligó a la dictadura a acceder a la libertad de Fidel y sus compañeros.
A finales de mayo de 1955 una representación de alrededor de unos 18 camagüeyanos se traslada a La Habana y se reúne con Fidel donde se plantea la importancia de organizar el movimiento en cada provincia y municipio.
Los asistentes a la reunión deciden reunirse para estructurar el Movimiento 26 de Julio e iniciar en los municipios el trabajo orientado por Fidel.
La primera reunión
Se efectuó en la quinta “Mi Ranchito”, perteneciente a la familia García Peláez, en el kilómetro 13 de la carretera de Vertientes.
Participaron Cándido González Morales, Calixto Morales, Raúl García Peláez, Guillermo Amador, Adolfo Cedrón Águila, Lázaro Artola, Jorge Varona Guzmán y Agustín Moya Pupo., con el propósito de constituir el núcleo de dirección y sentar las bases para la creación del M-26-7 en la provincia agramontina.
A este grupo inicial se unieron algunos jóvenes, obreros y estudiantes, que ya habían demostrado su oposición al régimen y habían luchado por la amnistía de los presos político entre los que figuraban: Jesús Suarez Gayol, Álvaro Morell Álvarez, Gregorio Junco Díaz, Antonio Guerrero López, Amado Juviel de Varona, Elpidio Lezcano Agreda, Noel Sánchez Ávila, Francisco Cabrera Gonzales, Sergio Varona Espino y Juan Lovaco Díaz.
Su primer coordinador en funciones fue Cándido González Morales, quien junto a otros dirigentes estableció contactos en los municipios con los elementos más radicales de la ortodoxia, para ir estructurando el Movimiento 26 de Julio.
El proceso en marcha…
Paralelamente a este importante periodo organizativo, se fueron constituyendo las brigadas juveniles del movimiento, las cuales tenían como objetivos principales nuclear a la juventud estudiantil y obrera en derredor del M-26-7; dirigirlos en las actividades de agitación durante conmemoraciones de fechas patrias ,pintar letreros contra la tiranía; efectuar denuncias públicas a través de la prensa radial y escrita adiestrar a los jóvenes en el manejo de las armas que iban consiguiendo, y en la organización de sabotajes y atentados dinamiteros.
Para cumplir esta importante misión, se comenzó a seleccionar a jóvenes procedentes del vigoroso movimiento estudiantil y de la juventud ortodoxa que pudieran actuar a la luz pública. De esta forma se organizaba un importante eslabón del movimiento contando como primer ejecutivo de las brigadas tuvo como jefe a Jesús Suárez Gayol.
Después de creado y organizado el M-26-7, las primeras actividades realizadas en la provincia de Camagüey fueron principalmente de propaganda y recaudación de fondos.
Esta constituyó un arma poderosa para desenmascarar al tirano, también sirvió de arma de combate para acelerar el carácter y la interpretación de la lucha. Desde un inicio este era el objetivo principal de la propaganda además contribuía notablemente a la recaudación.
El apoyo de todos
De este periodo inicial la recaudación de dinero y otros recursos eran destinados principalmente a la dirección nacional del movimiento. Los métodos de obtener dinero eran diversos: uno de los más usuales era el de recaudación directa; otros consistían en la venta de libros, periódicos, revistas, cuyo importe se destinaba a entregar fondos de la Revolución.
Al resumir esta etapa inicial se pone de manifiesto la intensa labor organizativa llevada a cabo por el M-26-7 y otras organizaciones revolucionarias en la provincia, en la que se destacaba la figura de Cándido González.
El proceso de la lucha armada, iniciado por Fidel en el Moncada, cobraba adeptos en Camagüey, principalmente entre los elementos más radicales de la juventud. El movimiento supo aprovechar la situación revolucionaria creada por las protestas juveniles y obreras, respaldadas por la población en repudio al régimen imperante.