Eusebio Leal Spengler, cuánto representas para todos: el especialista en la Historia de la ciudad de La Habana -igualmente, tanto sabías de Cuba entera-; el restaurador del Centro Histórico de la capital -también lo eras por tu ayuda a cada Oficina del Historiador y del Conservador-; el Maestro, el más ilustrado, el Doctor, el amigo, todo… porque una sola palabra no alcanza para definirte.

Leal fue y es mi ídolo. Mío y de muchísimos cubanos y personalidades de la Isla y el extranjero, por lo que recibió múltiples condecoraciones, títulos, doctorados Honoris Causa y muestras de respeto en varias partes del mundo.

Para mi ciudad natal, Camagüey, él fue imprescindible. Maestro, amigo, inspiración. Apoyó mucho en las labores de conservación y restauración de la ciudad, tanto con sus enseñanzas como con sus acciones.

Eusebio y todo su equipo de trabajo resultaron de vital importancia en el desarrollo integral de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey y la declaración de un fragmento de su Centro Histórico como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Allí estuvo honrándonos, en la hermosa ceremonia efectuada en el Parque Ignacio Agramonte, junto con algunos de sus principales colaboradores, a quienes admiramos y agradecemos.

El mundo perdió a un baluarte el 31 de julio de 2020. Pero lo tenemos para las futuras generaciones en su literatura y sus inigualables conferencias ofrecidas con amor y sinceridad.

Leal no fue solamente un gran historiador. Para la Oficina del Historiador fue un padre bueno, gentil y exigente. Su legado es impresionante, y su trabajo en la restauración de La Habana será siempre recordado, así como su irradiación en todas las villas de Cuba y especialmente en la de Santa María del Puerto del Príncipe, hoy Camagüey.

Siempre decíamos, incluso cuando estabas, que puede haber muchos hombres muy buenos, pero Leal es único e irrepetible. Tan leal como su apellido. Estás presente siempre. Te recordamos con mucho cariño.

Descansa en paz, Eusebio Leal Spengler. Tu obra y esfuerzo de siempre así lo ameritan. Que los hombres de las presentes y futuras generaciones mantengan tu legado histórico.